La administración Obama había dejado en manos de Omar Suleiman la responsabilidad de tomar el poder y seguir adelante con el proceso de reforma política en Egipto, descontando la salida de Hosni Mubarak en la tarde del jueves.
Pero al revés de lo imaginado, Mubarak se aferró al poder y le hizo a Obama un virtual "corte de mangas”. En un discurso televisivo a todo el país, el líder egipcio dijo que su país "no acepta presiones de potencias extranjeras”, reafirmando su decisión de permanecer en el poder, aunque decidió transferir varias funciones ejecutivas a su vice, aceptando cambiar seis artículos de la Constitución.
El shock en Washington fue fuerte en el atardecer de un día agitado. Por la mañana, en una presentación ante el Congreso, el director de la CIA Leon Panetta llegó a confirmar que Mubarak se iría horas después. Inclusive el presidente Obama, de visita en Michigan, dedicó un capítulo especial de su discurso a Egipto, señalando que el “mundo está siendo testigo de un gran desarrollo de la historia, un momento de transformación ya que el pueblo de Egipto pide que sus voces sean oídas”.
Las palabras de Obama parecían dar por cierto el recambio de figuras que, finalmente caída la noche egipcia, no ocurrió.
Los analistas políticos comienzan a analizar el impacto en la situación política interna norteamericana. Es posible que la movida de Mubarak haya dejado a Obama descolocado. Ha sido desairado y muchos se preguntan en Washington qué otras motivaciones están jugando en el tema, dándole fuerzas a Mubarak para continuar en su cargo. Se sabe que en muchos sectores conservadores e inclusive en Israel se teme por la “Hermandad islámica”, un partido político proscripto durante décadas, con una fuerte historia de asesinatos políticos y persecuciones.
En la capital norteamericana han comenzado a surgir todo tipo de debates, incluso discusiones internas sobre el papel de los equipos de inteligencia: “Se enteran por la televisión”, dijo Rush Limbaugh, un famoso locutor conservador, aunque el director de la CIA dijo en el Congreso que se “escribieron más de 400 reportes adelantando este levantamiento en Egipto”. En Washington en estos días se está llevando adelante una importante convención nacional de la Unión Conservadora, que como sabemos, forman el eje central del Tea Party y apoyan al partido Republicano.
Apenas regresado a media tarde de Michigan, y habiendo escuchado el discurso de Mubarak arriba del avión presidencial, Obama convocó de urgencia a su gabinete de seguridad a la sala de situación de la Casa Blanca. Pero mientras hay extrema tensión, muchos recuerdan una frase de Mubarak dicha hace una semana atrás en una entrevista: “Obama no entiende la cultura de Egipto”. Caída la noche, Obama y sus equipos de inteligencia parecían confirmarlo.
(*) Especial para Perfil.com