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Desde Washington
En medio del escándalo por la revelación pública de que la Casa Blanca cuenta con un programa secreto de espionaje, el presidente Barack Obama recibió ayer en un oasis del desierto californiano a su par chino, Xi Jinping, en una cumbre que tienecomo protagonistas a los presidentes de los dos países más poderosos del mundo.
Las también acusaciones de hackeo y espionaje informático por parte de China, el desafío nuclear de Corea del Norte y las constantes quejas comerciales entre las dos economías más grandes del planeta, socios obligados y rivales a la vez, dominaron las conversaciones. Pero Obama –que ya se había encontrado con Xi a principios de 2012 cuando el chino era vicepresidente–, tiene un propósito más amplio: intentar deducir la visión estratégica del hombre que guiará a la creciente China más allá de su propia presidencia, por lo que los resultados del encuentro no tendrán tanto un efecto inmediato como en el largo plazo.
Xi realiza su primera visita como presidente a Estados Unidos, tres meses después de asumir el control de la maquinaria del Estado chino, y los expertos consideran que ésta será la reunión sino-estadounidense más significativa en años.
Obama, que será anfitrión de su homólogo en el suntuoso retiro de Annenberg, buscará un nuevo intento por lograr avances en una relación geopolítica que probablemente definirá en parte su legado, y que ha causado frustración en la Casa Blanca en las conversaciones poco distendidas con el ex presidente chino Hu Jintao.
Obama y Xi se reunieron durante la tarde y compartieron una cena de trabajo. Volverán a verse las caras hoy. Se esperan conversaciones con mucha franqueza sobre seguridad informática, tras una serie de informes acerca de operaciones desde China para robar grandes secretos militares y comerciales estadounidenses. El gigante asiático sospecha de ser víctima de espionaje informático y confrontará a Washington sobre sus propias actividades.
Obama está siendo acorralado desde que el diario británico The Guardian reveló que la Casa Blanca cuenta con un programa secreto de espionaje, ícono del andamiaje de vigilancia creado con la polémica Acta Patriota, tras los ataques del 11 de Septiembre, para apoderarse de los registros telefónicos de millones de clientes de Verizon, el operador de celulares más grande del país, sin importar si son sospechosos de algún delito.
El capítulo Corea del Norte también estará hoy sobre la mesa de diálogo entre ambos presidentes. Los funcionarios estadounidense se han mostrado alentados por las señales de que China se está impacientando con las bravuconadas de Pyongyang. A Xi también le interesará escuchar las explicaciones de Obama sobre su posicionamiento militar y diplomático en Asia-Pacífico, que ha irritado a Beijing.