En un curioso tutorial titulado “Esconda su dinero”, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) explica cómo es el proceso para ocultar fondos en seis sencillos pasos. El ICIJ acompañó su investigación sobre los paraísos fiscales con un simulador online que revela el mecanismo de ocultamiento utilizado por ciudadanos ricos que intentan pagar menos impuestos, además de grandes estafadores y narcos. Este es el procedimiento que ICIJ detalla.
Elegir un paraíso fiscal. Para las personas que esconden dinero, elegir una de las jurisdicciones offshore que hay en el mundo no es sencillo. Cada una de ellas tiene ventajas y contras. Panamá, por ejemplo, ofrece la posibilidad de registrar una empresa en unos pocos días, pero corre con la desventaja de que el dominio del inglés en la industria financiera es insuficiente. Es habitual que los usuarios muevan sus fondos de un territorio a otro, en busca del sitio más “seguro” para sus activos.
Crear una identidad reservada. Luego, un evasor de impuestos debe crear una sociedad, fideicomiso u otra entidad para disfrazar el verdadero nombre detrás de su dinero offshore. Para alcanzar un grado mayor de secretismo, con frecuencia estos personajes contratan a individuos que ponen sus nombres y apellidos para ser, al menos en los papeles, los “responsables” de las entidades creadas.
Abrir una cuenta bancaria. El siguiente paso para la entidad reservada es poner en funcionamiento una cuenta bancaria. Aquellos que desean un nivel de anonimato mayor suelen abrir la cuenta en una jurisdicción offshore diferente a aquella donde fue registrada anteriormente su entidad. Nota importante: los bancos suelen preguntar acerca de la fuente de ingresos, para reducir las posibilidades de lavado.
Mover el dinero. Registrar una entidad en un paraíso fiscal o abrir una cuenta bancaria no son delitos en sí mismos. Pero, en este paso, la gente que –por oscuras razones– necesita mover su dinero a la cuenta sin ser detectada tiene varias formas de esquivar la ley. Desde el riesgoso traslado en efectivo hasta intercambios bancarios con lavadores del país de destino.
Invertir el dinero. Para aquellos que desean poner el dinero offshore “a trabajar”, las opciones van desde fondos de alto riesgo hasta bonos, acciones y propiedades inmobiliarias. Si el sujeto en cuestión no desea declarar lo que gana con sus inversiones, tal como lo exige la ley, las bondades del secreto bancario entran en acción: estos beneficios se obtienen fuera del campo visual de los recaudadores de impuestos.
Gastar el dinero. Traer los fondos de vuelta a casa para gastarlos requiere tomar una decisión ética. Una opción es confesar el ilícito a las autoridades e intentar evitar la prisión. Pero la mayoría de los métodos son ilegales y suponen evasión fiscal. Las variantes van desde comprar bienes libres de impuestos hasta sacar tarjetas de crédito en el paraíso fiscal en cuestión, pasando por la remota posibilidad de fijar domicilio permanente en una isla del Caribe o en un principado europeo.