La Comisión de Ética de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos anunció ayer la apertura de una investigación sobre un escándalo sexual en el Congreso, que golpeó a las huestes del partido del presidente George W. Bush, poco antes de las elecciones legislativas de noviembre.
El organismo ordenó citar a unas cuatro docenas de personas y también solicitó documentos. Inclusive, sumó el testimonio directo de miembros del Congreso. La investigación será realizada por una subcomisión de la Cámara, e incluye tanto a miembros de la mayoría republicana como de la oposición demócrata, y se agrega a otra indagación iniciada por el FBI.
El presidente de la cámara baja, Dennis Hastert, se manifestó “afligido” por la conducta del ex legislador republicano Mark Foley con adolescentes que trabajaban como pasantes en el Congreso.
“Los estadounidenses pueden estar seguros de que una investigación completa y pluralista está en marcha, mientras republicanos y demócratas retoman el debate sobre los otros asuntos esenciales para el país”, dijo el jefe de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, John Boehner.
La investigación fue alentada por el escándalo que produjo el descubrimiento de mensajes sugerentes enviados por el ex representante Mark Foley a jóvenes varones pasantes del Congreso. El senador implicado en los escándalos renunció el viernes pasado. Pese a la decisión, aumentaron los cuestionamientos contra los líderes republicanos sobre por qué no fue sancionado antes.
Por su parte, el presidente de la Comisión, Doc Bremer, se pronunció: “Como todos los estadounidenses, estamos consternados por las revelaciones sobre comunicaciones altamente impropias entre el ex representante Mark Foley y un joven que conoció al señor Foley mientras trabajaba aquí en el Capitolio como pasante”.
Sin embargo, Hastert recibió el apoyo del presidente Bush y este jueves fue defendido nuevamente por el portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow.