Donald Trump firma órdenes ejecutivas a un ritmo récord, pero su habilidad para cubrir puestos en su administración, en particular en el Departamento de Estado, no va a ese paso y lo ha dejado sin funcionarios para guiarlo en las relaciones con América Latina.
Con más de un mes como presidente, los analistas advierten que la administración Trump está muy atrasada en el nombramiento de funcionarios y diplomáticos en algunas de las posiciones más importantes en las embajadas y a todos niveles del Departamento de Estado.
Pero esa demora no es necesariamente porque no intentó nombrar funcionarios, en particular para el área latinoamericana. Primero, ofreció el puesto más importante para la región, subsecretario del Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, al millonario inmobiliario argentino Jorge Pérez, que lo rechazó. Después, nombró a Craig Deare, experto en defensa nacional, líder de la división del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional, pero la semana pasada ordenó despedirlo por haber criticado las actitudes de Trump hacia América Latina.
En espera. “Normalmente, cada partido tiene un grupo de expertos esperando para que cuando ganan la Casa Blanca ocupen los puestos abiertos. Pero muchos de esas figuras conservadoras no tienen una buena relación con Trump y no quieren tener nada que ver con él”, dijo a PERFIL Ben Raderstorf, un asociado en Inter-American Dialogue.
Más de cuarenta países, incluyendo la Argentina, se encuentran aún sin embajadores tras la renuncia de la mayoría de los diplomáticos nombrados bajo ex el presidente Barack Obama.
No es inusual que haya tantos puestos vacantes en una administración nueva, porque el proceso de nombramientos suele extenderse hasta mayo o junio. Lo extraño es los pocos candidatos que Trump logró interesar para asumir en esas posiciones. Raderstorf menciona a Roger Noriega, ex subsecretario de Estado, como ejemplo de los varios expertos sobre la región que podrían ser útiles al presidente republicano, pero que rechazan su liderazgo.
“Los expertos que definen políticas se centran en los matices y detalles de cada iniciativa, pero eso se ha ido a la deriva en esta administración. Trump sólo mira los trazos gruesos de su agenda, como inmigración y libre comercio, y nada más”, dijo a PERFIL Christopher Sabatini, un profesor de relaciones exteriores en la universidad Columbia y director de Global Americans, una ONG que hace investigaciones sobre las Américas.
Raderstorf y Sabatini coinciden en que, hasta ahora, en las iniciativas y declaraciones de Trump sobre América Latina, particularmente sobre México, no han participado expertos en política exterior de Washington.
John F. Kelly, secretario del Departamento de Seguridad Nacional, es el único en la administración con experiencia en la región y parece querer involucrarse más con las relaciones entre Estados Unidos y México, tras su decisión de ir a Ciudad de México para dialogar con Enrique Peña Nieto y varios de sus ministros. Kelly fue el titular del Comando Sur del ejército norteamericano durante casi cuatro años.
Fuentes republicanas sostienen que el presidente le ha dado carta blanca al senador cubanoamericano Marco Rubio para tomar decisiones sobre la región, fuera de los asuntos con México.
El equipo de transición de Trump, además, señala que los cubanoamericanos son mayoría entre los latinos que integran los equipos de gobierno.