Un palestino que cumple cadena perpetua se convirtió en el padre de un pequeño después de haber logrado sacar de su prisión, a espaldas de sus guardias israelíes, una muestra de su esperma para inseminar a su esposa. El bebé, Mohanad, goza de buena salud y nació por cesárea en un hospital de Naplusa, en Cisjordania.
"Alabado sea Alá que nos ha acordado su gracia. Mi marido y yo misma, nuestras dos hijas y toda la familia esperábamos esto desde hacía tanto tiempo", contó Dallal Ziben, madre del pequeño.
Su esposo, Amar, de 37 años, un militante del movimiento islamista Hamas condenado por atentados contra los israelíes, cumple 32 penas de cadena perpetua en una cárcel israelí. Los detenidos palestinos no tienen derecho a recibir las visitas conyugales, y, aunque Dallal lleva 15 años sin ver a su marido, quedó embarazada tras ser inseminada artificialmente con el esperma que Amar logró hacer salir de la cárcel de Hadarim (centro de Israel).
La mujer, madre ya de una niña, Basha'er, estaba embarazada de cinco meses de la segunda, Bissan, en el momento de la detención de su marido.
"Estoy tan feliz. Es el primer momento de verdadera felicidad en nuestro hogar desde hace más de quince años", exclamó Basha'er, hoy una adolescente de 16 años. "Cuando mi madre nos dijo que se haría inseminar y nos traería un pequeño hermano, no podíamos creerlo. Nuestro sueño se convertía en realidad", recordó la joven a la agencia AFP.
En el exterior de la sala de parto, en medio de un grupo de mujeres de la familia, la abuela materna explicó que el nombre del bebé es el de un amigo del padre que "cayó como un mártir" a manos de los soldados israelíes.
Consultada sobre la forma en la que su hija quedó embarazada, la mujer se mostró indignada: "¡Somos gente honorable, conocida por su buena reputación, y todo el mundo está de nuestra parte!", aseguró.
Los detalles sobre la forma en que Amar logró sacar su esperma fuera de la prisión se mantienen en secreto. Una portavoz del servicio penitenciario israelí dijo no estar al tanto de esta historia, y confirmó simplemente que los prisioneros de alta seguridad no están autorizados a recibir visitas conyugales.
"Las visitas de esposas de prisioneros están muy vigiladas por los guardias y no hay ninguna forma de que un prisionero se quede un momento solo con su mujer", subraya por su parte un responsable del Club de los prisioneros palestinos.
El doctor Salem Abu Al Kheizaran, que llevó a cabo la inseminación, dijo a la AFP haber "recibido una muestra del esperma del marido a través de un método fiable y seguro desde el punto de vista médico", pero no quiso dar más detalles.
"No funcionaron dos tentativas de inseminación con la misma muestra antes de que lo lográramos al tercer intento", indica el médico, defendiendo la decisión de la pareja. "Todos tenemos derecho a ser padres", opinó.
Reclamo oficial. Samer Samaro, responsable del Ministerio palestino de los Prisioneros, cuestionó las restricciones del Estado israelí y pidió que dé el derecho a procrear a los detenidos palestinos. En ese sentido, recordó que Yigal Amir, extremista judío de derecha que asesinó al primer ministro Yitzhak Rabin en 1995, trató de sacar su esperma de la cárcel en 2006.
Después de haber fracasado, Amir logró luego la autorización de que su esposa fuera inseminada. Esta dio a luz a un hijo el año siguiente. "Hasta el asesino de Rabin tiene derecho a tener un hijo, ¿por qué motivo estarían los palestinos privados de este derecho?", argumentó Samaro.