Charles Roberts, el repartidor de leche que protagonizó hoy una matanza en una escuela rural de una comunidad amish en el estado de Pennsylvania en Estados Unidos, era un padre de familia tranquilo.
Sus últimas palabras habrían sido para su esposa, a la que llamó desde la escuela -donde encontró la muerte, en medio de sus víctimas- para decirle "te amo".
Roberts, de 32 años, casado y padre de tres hijos, no pertenecía a la comunidad amish y nunca había llamado la atención de la Policía.
"Trabajaba de noche como repartidor de leche", dijo en una conferencia de prensa el portavoz de la policía de Pennsylvania, Jeffrey Miller.
"Conocía a las personas de la zona", confirmó. "No vivía lejos de aquí. No es un extraño, sabía donde se encontraba la escuela y quién asistía”, agregó.
El día “D”. Hoy no cambió su rutina y trabajó hasta las 3 de la mañana. Luego acompañó a sus hijos hasta el autobús escolar y recién después de eso manejó hasta la escuela donde llevaría a cabo la masacre.
En un intento por explicar lo que haría, el asesino dejó mensajes a su familia, en los que habla de una venganza por algo que le ocurrió hace 20 años.
"Tiene un discurso confuso y bastante incomprensible", indicó el portavoz de la policía, que no reveló el contenido de los mensajes.
No obstante, las autoridades indicaron, sin precisar, que tenían "una idea" sobre qué es lo que ocurrió 20 años atrás y fue motivo la matanza.
"Su esposa pensaba que estaba todo bien hasta que volvió a su casa en la mañana y vio los mensajes", añadió el portavoz.