Hace cuatro años, el discurso del presidente español Mariano Rajoy reflejaba ideas y pensamientos directamente opuestos a los expresados en la actualidad sobre la nacionalización de los recursos de un país. Afirmó entonces que aceptar la intromisión extranjera era una "operación inmoral e inaceptable".
Al asumir la titularidad del Partido Popular, agrupación que luego lo impulsara a la presidencia del país, sostuvo que "el petroleo, el gas y la energía española no podían estar en manos extranjeras".
Rajoy hacía referencia a la posibilidad de que la empresa rusa Lukoil ingrese al mercado hidrocarburífero manejado por Repsol. "Nuestro petroleo, nuestro gas y nuestra energía no se pueden poner en manos de una empresa rusa porque eso nos convertiría en un país de quinta división", afirmaba.
Si bien hoy se opone a la estatización y expropiación de YPF en manos argentinas, en 2008 advertía: "No lo vamos a aceptar, que lo tenga claro el señor Rodriguez Zapatero".
Hace cuatro años, la petrolera Lukoil hizo un intento por adquirir el 30 por ciento del paquete accionario de Repsol, pero su directorio no aceptó la financiación de la operación en un marco de "disidencias internas" dentro del gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.
La respuesta española. Como si se tratara de un vocero oficial o a modo de exponente local de periodismo militante, un artículo del diario El País titulado "Medios argentinos airean vídeos de Rajoy rechazando la entrada de Lukoil en Repsol" señaló que "tratan de poner en evidencia su supuesto cambio de opinión".
Y explican a modo de argumento concluyente: "Hay un argumento poderoso que objetar al supuesto cambio de opinión de Rajoy. No es lo mismo decir que no hay que vender de ninguna manera un objeto valioso, que una vez que lo has vendido pretender expropiárselo al que lo ha comprado. Lo que se debate no es si un país debe o no tratar de retener su petróleo o su gas, sino de qué medios te puedes valer para recuperarlos una vez que los has perdido".