Desde Roma
Test electoral delicado mañana para el premier italiano, Matteo Renzi. Se vota para elegir gobernadores y consejos regionales en siete grandes regiones: Véneto, Liguria, Toscana, Umbría, Marche, Campania y Puglia. El Partido Demócrata (PD) del primer ministro ya gobierna en cinco de las regiones que renovarán su junta. La derecha gobierna sólo en dos: Véneto (la región de Venecia) y Campania (la región de Nápoles).
El premier ha dicho que este voto no pone a prueba su popularidad, pero no es verdad. Si mañana su partido pierde el control de alguna región que hoy gobierna, habrá consecuencias sobre su agenda y sobre la propia estabilidad de su gobierno. Hace dos semanas, Renzi decía que iba a la cancha electoral a ganar 7 a 0. “Un 4 a 3 igual sería una gran victoria”, dijo esta semana.
El temor del PD es perder la Liguria (la región de Génova), donde el centroizquierda se presenta dividido y el Movimiento Cinco Estrellas, del cómico Beppe Grillo, que es genovés, presenta un candidato propio. Renzi, además, quiere arrebatarle al centroderecha la Campania, pero tiene un gran problema: el candidato del PD, Vincenzo De Luca, ayer fue declarado “inelegible” por la comisión parlamentaria antimafia, controlada por el mismo PD.
Siempre Berlusconi. Un “4 a 3”, en realidad, daría un gran empuje a los opositores externos (a Berlusconi en primer lugar, que aún no está políticamente muerto) y a los internos, de la minoría de izquierda del PD que critican a Renzi su estilo “poco democrático”.
A favor del premier está que el frente conservador liderado por Berlusconi implosionó. Algunos han subido al carro ganador de Renzi (cuyo partido sigue teniendo el mayor porcentaje de consensos en las encuestas, alrededor del 37%). Otros se sumaron a la xenófoba Liga Norte que con el 15% en los sondeos ya es el primer partido de la derecha italiana. Fuerza Italia, el partido de Berlusconi, tiene el 10%.
La Liga y su joven líder, Matteo Salvini, de una derecha muy agresiva sobre todo contra los inmigrantes, promete confirmarse en el Véneto, su tradicional bastión electoral.