Las conversaciones de paz entre el régimen sirio y la oposición se interrumpieron el martes en Suiza después de que los representantes de Damasco presentaran un comunicado que acusaba a Estados Unidos de haber tomado la decisión de armar a los rebeldes.
"No hay sesión esta tarde o esta noche. Habrá una sesión mañana", declaró a AFP Rima Fleyhan, de la delegación de la oposición tras la breve reunión matutina. Según esta opositora, el mediador de la ONU Lakhdar "Brahimi levantó la sesión porque el régimen no cooperaba sobre ningún tema".
La delegación del presidente Bashar al Asad acusó a Washington de haber tomado la decisión de reanudar las entregas de armas a los insurgentes. El viceministro de Relaciones Exteriores, Faysal Moqdad, dijo a los periodistas que la reunión del martes tenía que centrarse en Ginebra I. "Hemos dicho luego que había una evolución importante ligada a la decisión de la administración estadounidense de suministrar armas a los grupos terroristas", dijo.
"Y hemos leído un comunicado que ha provocado discusiones, pero el otro bando ha señalado que respaldaba la decisión estadounidense", añadió.
Damasco considera "terroristas" a todos los grupos rebeldes. Según el comunicado, obtenido por la AFP, "esa decisión es un intento directo de impedir cualquier solución política en Siria".
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, dijo el 22 de enero en Montreux que Estados Unidos buscaba "formas de presión" contra el régimen de Damasco, aumentando su ayuda a la oposición. "Diré sólo que se están estudiando varias opciones, incluida la continuación del respaldo, o incluso un mayor respaldo a la oposición", agregó sin dar precisiones.
Los rebeldes que luchan contra las tropas del régimen siempre reclamaron armas pero Washington se mostró hasta ahora reticente a entregárselas, alegando que podrían caer en manos de los extremistas. Tras un primer fracaso que el lunes bloqueó las conversaciones, Brahimi quería volver a poner este martes sobre la mesa el tema crucial de la transición política.
La declaración de Ginebra I, adoptada en junio de 2012 por las grandes potencias, es objeto de polémica desde el principio entre partidarios y adversarios del presidente Asad. La oposición considera que Ginebra I es sinónimo de gobierno de transición y salida de Asad, en el poder desde 2000.
Pero el régimen considera que la declaración llama a un gobierno de unión nacional ampliado, y que la eventual salida del presidente debe ser decidida por los sirios en elecciones. Las delegaciones hablaron durante el fin de semana, sin lograr avances, de cuestiones humanitarias como la situación en Homs y el problema de miles de prisioneros y desaparecidos en el conflicto.
Mientras tanto en el terreno, las tropas del régimen lograron progresar en el límite sudeste de Alepo, cerca del aeropuerto internacional, provocando la huida de numerosos habitantes que temen ser víctimas de los combates, afirmó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
La ONG precisó que era "la primera vez que el ejército trataba de penetrar en Alepo por su periferia", y no desde los barrios que controlan. Los rebeldes entraron en Alepo en julio de 2012 y controlan más de la mitad de esta gran metrópolis del norte del país.