INTERNACIONAL
¿Nace el poscastrismo?

Su muerte puede acelerar el recambio generacional

El presidente Raúl Castro continuará en el poder hasta febrero de 2018. Su sucesor integraría la nueva camada de dirigentes o la “vieja guardia”.

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Poder. Raúl lideró el último Congreso del Partido Comunista de Cuba. En su mandato promovió a cuadros jóvenes, pero también se rodeó de revolucionarios históricos. | Cedoc Perfil
Con la muerte de Fidel Castro, Cuba perdió al máximo líder de la Revolución, quien, sin embargo, estaba alejado del poder desde 2006 y sólo ejercía un liderazgo moral en la isla. Tras su desaparición, su hermano, el presidente Raúl Castro, continuará al mando hasta el 24 de febrero de 2018, cuando venza su segundo mandato y llegue al límite de diez años en el poder. Recién entonces, se acelerará la asunción de una nueva generación de dirigentes, entre los que se destaca el primer vicepresidente y número dos del gobierno, Miguel Díaz-Canel, nacido en 1960, un año después de la entrada triunfal de los Castro a La Habana.

Aún no está claro si esa nueva camada de líderes asegurarán la continuidad del longevo régimen o si el poscastrismo estará acompañado por un cambio de rumbo político y económico.
La desaparición del ex presidente cubano aconteció además en un escenario marcado por las expectativas que suscitó el histórico giro en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, tras el restablecimiento de relaciones diplomáticas concretado en julio de 2015, que puso fin a más de cinco décadas de enfrentamiento entre ambos países.

Durante décadas muchos se preguntaron si la Revolución cubana podría sobrevivir sin su máximo líder, cuya enfermedad y retirada del poder en 2006 abrió una nueva etapa política con la asunción de Raúl, heredero y continuador del único régimen comunista de Occidente. Consciente de que el reloj biológico es inexorable y de que el recambio generacional era una de las asignaturas pendientes del régimen, el pragmático general de 85 años, emprendió reformas económicas y dio un primer paso para un relevo institucionalizado que asegurase la supervivencia del sistema cubano.

Relevo. “El 24 de febrero de 2018 concluyo y me retiraré. Este será mi último mandato”, afirmó Raúl en noviembre de 2015. Al ser reelecto en 2013 por la Asamblea Nacional de Cuba, el hermano de Fidel anunció la decisión de limitar los cargos políticos a un máximo de diez años, una medida sin precedentes que lo incluyó también a él.
Quien parece tener más chances de sucederlo es su número dos, el vicepresidente Díaz-Canel. Su nombramiento fue definido por el propio Castro como “un paso definitorio en la configuración de la dirección futura del país”.

El actual primer vicepresidente cubano es el principal rostro de un grupo de dirigentes que no pertenecen a la generación histórica de la Revolución –nacieron después de 1959– y que fueron promovidos durante la etapa raulista. A ese grupo pertenecen figuras como el también vicepresidente Marino Murillo, considerado el “zar” de las reformas que en los últimos siete años dieron impulso a la iniciativa privada y eliminaron restricciones de viaje para miles de cubanos.

Raúl también es acompañado por históricas figuras de la “vieja guardia” revolucionaria, como José Manuel Machado Ventura, de 86 años y segundo secretario del PCC, y Ramiro Valdés, de 84 años, uno de los “históricos” de la Revolución cubana. Restará saber si la nueva camada asumirá en 2018 o si los “veteranos” se aferrarán una vez más al poder.