Donald Trump comenzó ayer sus vacaciones navideñas en Florida elogiando la buena situación económica del país, y una serie de avances, como la licencia parental a funcionarios, con la esperanza de hacer olvidar el juicio político que la Cámara de Representantes inició en su contra.
Antes de partir por dos semanas hacia su lujoso club de Mar-a-Lago, el presidente firmó una amplia ley presupuestaria con muchas medidas, que van desde la política familiar hasta las grandes orientaciones militares.
“Firmaré hoy (por ayer) nuestra ley de defensa por 738.000 millones de dólares”, tuiteó en un tono triunfal, aunque el texto ha sido el fruto, como es habitual, de un acuerdo entre los legisladores republicanos y demócratas.
La ley “incluirá 12 semanas de licencia parental remunerada, un alza salarial para nuestros soldados, la creación de la Fuerza del Espacio, el financiamiento del muro en la frontera sur (...) y el aumento de la edad legal para fumar 21 años. ¡Enorme!”, escribió.
Olvido. Pero estas dos semanas bajo el sol de Florida en lo que Trump llama su “Casa Blanca de invierno” serán probablemente insuficientes para relativizar el hecho de que se ha convertido en el tercer presidente de la historia de Estados Unidos en ser objeto de un juicio político.
El procedimiento aún no ha terminado. La fecha y forma del juicio que busca su destitución se desconocen, aunque al ser conducido por el Senado, de mayoría republicana, le asegura al presidente, en principio, una absolución.
Un nuevo pulso político ha surgido en torno a las reglas del juicio, en particular su duración y, sobre todo, el número y la identidad de los testigos que serán convocados a deponer ante el Congreso durante audiencias que podrían tener lugar en enero.
“Estamos en un callejón sin salida”, reconoció en la noche del jueves Mitch McConnell, jefe de la mayoría republicana en el Senado.
Gesto. Ayer, pese a la tensión política, y a las duras acusaciones y críticas que le hizo el presidente, la titular de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, invitó a Trump a ir al Congreso el 4 de febrero a pronunciar el discurso anual sobre el Estado de la Unión.
“Con el ánimo de respetar nuestra Constitución, le invito a pronunciar el discurso sobre el Estado de la Unión en una sesión conjunta del Congreso el martes 4 de febrero de 2020 en la Cámara de Representantes”, afirma la legisladora demócrata en su carta a Trump.
Una “muy buena conversación” con Xi Jinping
Donald Trump dijo ayer haber tenido una “muy buena conversación” con su par chino Xi Jinping sobre el primer acuerdo alcanzado por ambos gobiernos para resolver su guerra comercial.
Trump dijo en Twitter que, en línea con ese acuerdo, China “ya comenzó” a aumentar en “gran escala” sus compras de productos agrícolas estadounidenses. No obstante, no dijo cuándo el acuerdo denominado “fase uno” será realmente firmado.
“La firma formal formal está siendo tramitada”, se limitó a decir.
El jueves, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, dijo que el texto ya está “en papel” y traducido y no hay nada sujeto a cambios. Indicó que se están haciendo revisiones jurídicas al texto y se firmaría el mes que viene.
Esa “fase uno” incluye la cancelación o reducción de muchos aranceles estadounidenses a productos chinos. A cambio, Pekin se comprometió a aumentar sus compras de productos agrícolas estadounidenses.
Para una “segunda fase” quedaron asuntos considerados clave para Estados Unidos, entre ellos los de prácticas comerciales chinas que Trump juzga como desleales.