INTERNACIONAL
nueva propuesta

Tsipras cedió, pero ahora pide una quita de la deuda

Aceptó todo lo que le pedían los acreedores. Berlín tiene la última palabra sobre una reestructuración.

Tsipras. “No quiero ocultar la verdad. Lo que discutirá el Eurogrupo está lejos de nuestro programa”.
| AFP

Agencias
Alexis Tsipras defendió ayer su nueva propuesta a los acreedores del país, aunque admitió que contiene medidas “difíciles” y lejanas al “pacto electoral” que ofreció para llegar al poder. Conciente de la resistencia que enfrenta entre sus propios seguidores, advirtió a los legisladores que debían aprobarla para “mantener al pueblo con vida”.
“No quiero ocultar la verdad. El acuerdo que se debatirá en el Eurogrupo está lejos de nuestro programa”, dijo Tsipras ante el Parlamento, que en la madrugada griega se encaminaba a aprobar que el nuevo ministro de Finanzas, Euclides Tsakalotos, pudiera seguir negociando la propuesta, muy similar a la que la troika había ofrecido y que fue rechazada el domingo por la mayoría de los griegos. Analistas estiman que la gran esperanza de Tsipras es que, a cambio de sus concesiones, Bruselas –pero en especial Alemania– acepte una quita o reestructuración de su deuda, que hoy asciende al 180 por ciento de su producto bruto.
“Tendremos una financiación a tres años”, contra cinco meses propuestos por los acreedores a finales de junio, “un plan de inversiones” y “por primera vez un debate serio sobre la reestructuración de la deuda”, dijo ayer Tsipras.  
La nueva propuesta será analizada hoy por los ministros de Finanzas de la Zona Euro, en una reunión de la que saldrá “una importante decisión”, adelantó el presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem. Tras ese encuentro, mañana se celebrará una cumbre extraordinaria en Bruselas a la que asistirán los 28 miembros de la UE.
Ayer por la noche, una fuente de las tres instituciones acreedoras, la UE, el Banco Central Europeo y el FMI, afirmó que el nuevo paquete de reformas presentado por Tsipras era “positivo” y marcaba una “base de negociación”.
A su vez, la propuesta fue recibida con cierto optimismo en capitales europeas como París, Roma o Viena. Conciliador, el presidente francés François Hollande las consideró “serias” y “creíbles”, aunque admitió que nada está aún resuelto. Alemania, líder de los escépticos, no ha hecho comentarios, limitándose a decir que espera el veredicto de los acreedores (FMI, BCE, UE) para pronunciarse.

Críticas. El nuevo paquete incluye medidas a las que Syriza, el partido de Tsipras, se había opuesto, y que el propio pueblo griego rechazó en el referéndum por más del 60% de los votos, en temas como jubilaciones, IVA o privatizaciones. Ayer, en su primer discurso en el Parlamento como ministro de Finanzas, Tsakalotos alegó que los recortes son más justos que los que estaban incluidos en una propuesta previa y que el acuerdo dará tres años de financiamiento por 74 mil millones de euros.
Pero Tsipras tiene la dura tarea de convencer al ala izquierda de Syriza, a los que rechazaron en referéndum las medidas que ahora propone, y a los acreedores. El premier sí puede contar con el apoyo de los grandes partidos de la oposición, a los que ha consultado varias veces esta semana.

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Deuda. Para un acuerdo completo, lo más importante será tener “una perspectiva clara sobre el tratamiento de la deuda”. La puesta en marcha de un plan de aligeramiento de la deuda es la principal concesión esperada por Atenas. El ministro Tsakalotos se mostró confiado ayer en que “muchas de las propuestas de Grecia sean aceptadas”.
Berlín, por su parte, veía ayer “poco margen de maniobra” para reestructurar esa deuda.


Críticas desde la izquierda
Las concesiones hechas por Alexis Tsipras en su nueva propuesta provocaron duras críticas en el ala izquierda de su partido, Syriza, y en sectores afectados por las medidas, como el aumento del IVA al sector turístico en las islas.
Cinco miembros del ala radical de Syriza presentaron ayer un documento en el que piden la salida de Grecia del euro (Grexit).
  Leoutsakos Stathis, Antonis Ntavanelos, Sophie Papadogiannis, Costas Lapavitsas y Thanasis Petrakos exigen implementar un programa para el retorno al dracma, la antigua moneda helena. En las próximas horas podría sumar su firma al documento un ministro del gabinete de Tsipras, Panagiotis Lafazanis, de Energía.

Golpe. Por su parte, si se caen las facilidades fiscales para las islas griegas habrá “efectos trágicos” sobre el turismo, la principal fuente de divisas del país, advirtió el alcalde de Paros, una de esas islas.
 En el plan presentado el jueves por Tsipras, entre otras medidas, está prevista la eliminación de los descuentos sobre el IVA para las islas, que durante meses fue una línea roja inexpugnable del gobierno de Atenas. La idea atemoriza en las islas, principales motores del turismo, que representa el 30% del PBI. Si las facilidades sobre el IVA –actualmente al 6,5%– desaparecen del todo “habrá efectos trágicos”, dijo el alcalde de Paros. “El costo de vida, para quien vive todo el año acá, aumentaría a niveles insoportables. Luego sería un golpe al turismo porque perderíamos competitividad respecto de los países vecinos como Turquía y Malta, pero también hacia Italia y España”, dijo Markos Koveos, que de todos modos no quiere que Grecia salga del euro y entre en default como Argentina en 2001. “Nosotros no tenemos autosuficiencia alimentaria como Argentina: importamos el 70% de lo que comemos”.