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Lo que fue en términos económicos un “rescate”, en términos políticos puede ser el naufragio para el partido gobernante en Grecia, Syriza, y especialmente para el primer ministro Alexis Tsipras, que nadie duda de que deberá pagar un alto costo político.
La aplicación del programa, que también deberá ser aprobado por el Parlamento alemán, dependerá del apoyo de que disponga Tsipras.
El plan de ayuda provocó fuertes divisiones en el seno de Syriza, y el viernes, luego de una maratónica sesión, sólo fue aprobado gracias a 120 votos de la oposición y del partido de derecha soberanista aliado en el gobierno.
Según la prensa, Tsipras ya les comunicó a sus socios europeos que tendrá que convocar a elecciones anticipadas en el otoño europeo, aunque le resultará difícil encontrar una fecha.
Si los comicios se celebraran a finales de octubre, el gobierno podría contar con una primera evaluación positiva por parte de los acreedores e incluso con un compromiso respecto a una reestructuración de la deuda, pero Tsipras también correría el riesgo de hacerlo sin popularidad.
Aprobaciones. Mientras tanto, el acuerdo necesita de otras aprobaciones. Los diputados alemanes celebrarán el miércoles una sesión extraordinaria para decidir sobre el nuevo paquete de rescate para Grecia. Allí se espera que la propuesta de Angela Merkel obtenga un resultado positivo. Además, los ministros de Finanzas de los 19 países que utilizan el euro aprobaron el viernes el primer tramo de 26 mil millones de euros (29 mil millones de dólares) para ayudar a reconstruir la destrozada economía griega.