Rusia volvió a vestirse de luto. Un incendio arrasó ayer un hospital psiquiátrico en el pueblo de Luka, a 450 kilómetros de Moscú, y dejó 37 muertos. La tragedia pudo haberse evitado, ya que las autoridades habían advertido que el edificio, casi todo de madera y del siglo XIX, era inseguro. Las víctimas fatales murieron mientras dormían –bajo el efecto de potentes sedantes–, asfixiados o calcinados por las llamas.
El siniestro fue el segundo que se cobró numerosas víctimas en menos de cinco meses y puso de relieve la negligencia en el cumplimiento de las normas de seguridad en el país gobernado por Vladimir Putin. El fuego se expandió rápidamente luego de haberse iniciado alrededor de las 3 de la mañana y velozmente consumió toda la estructura, según informó el Ministerio de Manejo de Situaciones de Emergencia.
Los socorristas recuperaron al momento 26 cadáveres, pero las autoridades creen que habría más víctimas fatales. Al parecer, un paciente que fumaba causó el incendio sin quererlo, aunque el médico jefe del establecimiento insistió en que fue intencional.
Una enfermera intentó apagar las llamas con una manta pero éstas se propagaron rápidamente. La profesional, de 44 años, casada y con cuatro hijos, perdió la vida cuando intentaba rescatar a los pacientes. Según el canal de noticias Rossiya 24, el hombre que habría provocado el incendio habría salido ileso. Sin embargo, Husein Magomedov, la máxima autoridad del hospital, afirmó que ese paciente provocó el siniestro y perdió la vida en la tragedia que enlutó a Moscú.
“El fuego se propagó rápidamente en el lugar”, explicó Boris Borzov, uno de los bomberos que trabajaban en la zona. Los canales de televisión transmitían las imágenes de las ruinas que aún ardían mientras socorristas buscaban cadáveres entre los escombros.
Las autoridades dijeron que lograron ser desalojadas 23 de las sesenta personas que se encontraban en el hospital cuando ocurrió el incendio. Los equipos de emergencia recorrían las cercanías de un bosque para localizar a pacientes que hubieran huido de las llamas o que anduvieran deambulando en la zona. Sin embargo, creían que había pocas esperanzas de encontrar supervivientes.
Según la agencia Itartass, en el hospital había más de cincuenta pacientes internados, de los que se desconoce la suerte de al menos una treintena. Esta es la segunda tragedia de estas características que tiene lugar en Rusia en pocos meses. El pasado abril, otro incendio en un hospital psiquiátrico a las afueras de Moscú se cobró la vida de 38 personas.
Funcionarios de emergencia habían pedido el cierre de la instalación después de que una inspección este año estableció que no cumplía con las normas de seguridad básicas contra incendios. Sin embargo, la administración del hospital había obtenido un permiso para continuar utilizándolo hasta el próximo año. Rusia tiene un deficiente historial de seguridad contra incendios, con cerca de 12 mil muertes por esa causa en 2012.
