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LANATA EN DIARIO PERFIL

Un mágico viaje al escondite de Bin Laden

Una crónica haca el lugar donde murió Osama.

Un grafiti en el pueblo de Osama.
| AFP

No sé qué hora es. Mi reloj pulsera marca las 6.15 de Buenos Aires, el reloj de pared del bar del tercer piso del aeropuerto de Dubai, la 1.20 de la madrugada y el reloj mundial del iPhone las 2.21 en Islamabad, mi destino.

El televisor de la barra tiene la imagen sin sonido de la CNN: Barack Obama en el Ground Zero, las fotos aún no difundidas del cadáver de Osama bin Laden, una multitud en algún lugar –quizá Lahore– quemando la bandera de Estados Unidos. Especulo con la pequeña mente del periodista: ojalá tarden un día más en difundir las fotos, eso me daría más tiempo para mi cierre de la edición del domingo.

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Islamabad es una ciudad hecha por arquitectos, o sea: plazas y avenidas inmensas, y la sensación de que nadie vive allí, fuera del gobierno y las mezquitas. Islamabad vive en el mercado, y en Rawalpindi, la anterior capital del país, una mezcla de Once y La Matanza después de un terremoto.

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