Se sabe que son fuertes los vientos autonómicos que soplan en varias zonas de Bolivia. Y el que puede dar fe de cómo viene el ánimo popular en el estado de Beni es el ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana, que llegó al aeropuerto de Riberalta para cumplir una agenda que muy rápido pasó a segundo plano.
El suceso ha generado una ola de versiones y desmentidas, pero puede resumirse así: el avión de Quintana era esperado por centenares de personas en el propio aeropuerto local. La policía intentó mantener a raya a la gente, pero se vio desbordada y entonces optó por derivar el avión del ministro a un hangar. Hasta allí llegaron también los manifestantes y entonces Quintana debió escapar, pidió auxilio en una casa cercana, pero también allí eran fervorosos autonomistas y el funcionario fue obligado a ponerse un vestido de mujer para que le permitieran volver a su avión y abandonar la convulsionada Riberalta. Voceros oficiales negaron luego que la agenda del ministro se haya visto modificada, pero el tema es la comidilla de los medios opositores.