La historia recuerda a las viejas películas de Indiana Jones, pero es verdadera: una estatua budista milenaria, sustraída en Tíbet por una expedición nazi en el año 1938, había sido esculpida sobre un meteorito, según han descubierto ahora científicos alemanes.
La estatua, bautizada como El hombre de hierro, pesa más de diez kilos aunque sólo tiene 24 centímetros de altura. Se cree que representa al dios Vaisravana, el Rey budista del Norte, también conocido como Jambhala en Tíbet.
La escultura fue descubierta en el año 1938 por una expedición de científicos alemanes reunidos en Tíbet para buscar el supuesto origen de la "raza aria". Se desconoce cómo llegaron hasta la estatua, pero es probable que la gran esvástica (cruz gamada) que adorna su vientre les animara a llevársela a Alemania.
La obra de arte forma parte de una colección privada que fue vendida en 2009 y descubierta así por los investigadores. Un equipo de la Universidad de Stuttgart la ha analizado y ha descubierto que se esculpió sobre un bloque de ataxita, un tipo de meteoro férrico muy raro. "La estatua ha sido esculpida sobre un fragmento del meteorito Chinga, que impactó en la frontera entre Mongolia y Siberia alrededor de 15.000 años atrás", asegura el Dr Buchner en un comunicado.
Se trata de la única representación humana conocida tallada sobre un meteorito, pese a que antiguamente muchos pueblos que observaron caer objetos del cielo les rindieron culto, como los Inuit de Groenlandia o los aborígenes australianos. La Piedra Negra venerada por los musulmanes en la Meca, en Arabia Saudita, también es un meteorito incrustado en uno de los costados de la Kaaba. Sin embargo los analistas coinciden que es probable que los nazis jamás se hayan enterado que estaba hecha de un tipo de metal extraño como el que se encuentra en el espacio exterior.
Fuente: AFP