INTERNACIONAL

Video | Obama bailó en Kenya al ritmo del popular "Lipala"

Antes de partir hacia Etiopía, el presidente de Estados Unidos se relajó en una cena informal con famosos cantantes pop.

Obama, durante el baile "Lipala"
| Gentileza nairobinews.co.ke

El presidente estadounidense Barack Obama partió de Kenya camino a Etiopía, no sin antes relajarse durante un momento y disfrutar de una cena con música y baila tradicionales del país africano. Al ritmo de lo que se podría considerar el "Gangnam Style keniano", debido a su inmensa popularidad, Obama bailó el Lipala junto a celebridades de la región.

Luego de una última cena con su par keniano Uhuru Kenyatta, Obama disfrutó del baile de la tradicional danza de ese país, el Lipala, junto a famosos cantantes del país y el presidente.

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El popular grupo local Sauti Sol fue el animador del evento. Con la música a pleno, el presidente se animó a desabrocharse el saco y disfrutar del Lipala.

En su despedida, Obama pidió este domingo a los jóvenes de Kenia que se mantengan alejados de "las malas tradiciones" y que forjen un futuro más justo y abierto para su país, durante el último día de su visita a la tierra de sus antepasados. Obama, que se definió a sí mismo como el primer presidente de Estados Unidos keniano-estadounidense, opinó que el país africano se encuentra en una encrucijada llena de peligros y también de oportunidades.

"El futuro de África depende de los africanos", declaró ante una muchedumbre entusiasta en el estadio Kasarani de Nairobi. "Creo que durante demasiado tiempo muchos miraron afuera en busca de salvación y culparon a los demás de los problemas del continente", dijo.

Obama se mostró, sin embargo, confiado sobre el porvenir del país, a pesar del camino que queda por recorrer. "Podemos ver el futuro de Kenia en el horizonte, pero se deberán tomar decisiones difíciles", aseguró. "Tratar a las mujeres como ciudadanas de segunda clase es una mala tradición, os retrasa", lamentó.

Durante gran parte de su discurso, el presidente intentó congraciarse con los jóvenes kenianos, una población crucial en un país en el que el 60% de los habitantes tienen menos de 24 años.  Obama recordó detalles de sus anteriores viajes a Kenia, cuando aún no era presidente: los coches averiados, la comida tradicional y las maletas extraviadas. "Eso no ocurre en el Air Force One" , el avión presidencial, bromeó.

En su visita de dos días, Obama ha intentado lograr dos objetivos: conseguir que los estadounidenses olviden los estereotipos sobre África y que los africanos confíen en un futuro mejor.

El mensaje de optimismo sobre el porvenir de Kenia no puede, sin embargo, ocultar la amenaza yihadista que afronta el país y las duras medidas de seguridad que implica. Una población joven y empobrecida puede ser un terreno fértil para la inestabilidad y el ascenso de grupos yihadistas como los shebabs somalíes, que han atacado al país en varias ocasiones.

En 2007 y 2008, las elecciones provocaron enfrentamientos entre etnias rivales que dejaron más de 1.000 muertos y obligaron a cientos de miles de personas a abandonar sus casas. El vicepresidente William Ruto ha sido imputado por la Corte Penal Internacional (CPI), que lo acusa de crímenes contra la humanidad, en relación con esos disturbios postelectorales. El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, afrontaba los mismos cargos, pero la CPI abandonó sus acciones judiciales en diciembre porque, según el fiscal del tribunal, el gobierno keniano impedía su labor.

Es la primera vez que un presidente estadounidense en ejercicio visita Kenia.