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Lexicón

Cálculo

De las cabras a los polinomios

Cálculo
A Beautiful Mind | Ron Howard, 2001

La primera maquinaria para contar fueron los dedos —el pulgar para el uno, el índice para el dos, el medio para el tres— pero padecía la insuperable limitación de que los humanos solemos tener diez dedos, sin contar los pies propios o las manos de vecinos. Hubo un gran salto tecnológico cuando empezaron a usarse piedritas. En vez de mover los dedos se pasaban piedritas de un lugar a otro. Imagine a un pastor. A la derecha tiene muchas piedras; a la izquierda, un pozo vacío. Por la mañana mete una piedra en el pozo por cada cabra que lleva al río. A la tarde, cuando vuelve, saca una piedra por cabra que vuelve. Si el pozo queda vacío entonces volvieron tantas cabras como fueron. Este mecanismo tiene la indudable ventaja de ser evidente e indiscutible, y también de permitir que los dedos sean usados para cosas más útiles, como por ejemplo tocar la flauta o comer aceitunas. La palabra cálculo deriva de la palabra latina que significa «piedrita» o «guijarro» y habrá sido por un motivo similar a lo que contamos. En nuestros días subsiste la ambivalencia. Quien tiene un cálculo en el riñón no tiene allí una raíz cuadrada o un polinomio, sino una piedrita, y el piadoso que mueve sus dedos sobre las cuentas del rosario no toca dígitos sino mostacillas.

 

(En la imagen: John Forbes Nash podía calcular sin piedritas. En A Beautiful Mind, de Ron Howard, 2011.)

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