JUEGOS
Lexicón

Ovni

Del gulag a las pymes

Ovni
Close Encounters of the Third Kind | Steven Spielberg, 1977

Una sigla es un Frankenstein lingüístico que se forma con retazos. Algunas siglas tienen suerte y su uso se vuelve habitual. Es lo que pasó con ovni, que ya es una palabra común, silvestre, como cualquier otra. Nadie se molesta en aclarar que se forma con las iniciales de objeto volador no identificado; nadie enumera cada una de sus letras, como los infortunados que tienen un apellido difícil. Sin pudores la pronunciamos de corrido, la escribimos con minúsculas y le agregamos una S cuando aparece en flotillas encima del Uritorco. Algo similar había ocurrido, en su momento, con la palabra láser, que proviene de la frase en inglés light amplification by stimulated emission of radiation. Nos olvidamos de que nació como sigla. Lo mismo pasa con inri, que tiene más historia: según se dice, es la sigla de la frase latina Iesus Nazarenus Rex Iudeorum y fue colocada sobre la cruz de Cristo; actualmente pervive en expresiones españolísimas. En los últimos años este proceso, que recibe el nombre de lexicalización, es cada vez más frecuente. Pyme ya negoció su plena incorporación a los diccionarios; gulag, que proviene de una sigla en ruso, también. En otros casos el futuro todavía se está escribiendo: ¿qué pasará con ONG, ONU o VIP?

 

(En la imagen: un niño le abre la puerta a la luz irresistible de un platillo volador. En Close Encounters of the Third Kind, de Steven Spielberg, 1977.)