Los medios de comunicación siempre fueron un tema que ocupó a Jorge Bergoglio. En unas de las pocas llamadas que realizó estos días el Papa a la Argentina, consultó sobre el estado del canal de TV que tiene el Arzobispado de Buenos Aires. No sólo estaba entusiasmado con que el canal avance y se transforme en digital sino que, además, tenga la posibilidad de transmitir en alta definición.
Además de apoyar en un principio la Ley de Medios, Canal 21 fue, según cuentan fuentes eclesiásticas, un proyecto que lo entusiasmaba y, desde sus inicios en 2005, quiso hacer crecer para que sea un punto de referencia (hoy es un canal satelital con presencia en más de 5 millones de hogares en Latinoamérica).
El canal, que se dedica principalmente a programas religiosos, de servicios y cine, se puede ver en el 78 de Cablevisión y el 79 de Telecentro, lejos de los lugares de privilegio. Por este tema le solicitó a los directivos del Grupo Clarín que mejoren el lugar en la grilla, algo que nunca ocurrió. Paralelamente el CEO de Clarín, Héctor Magnetto, le pidió en reiteradas ocasiones una reunión privada. Bergoglio siempre le dijo que no. Sólo se vieron en público pero nunca en un encuentro reservado.
De todas formas para el hoy papa Francisco era un emprendimiento importante, incluso él mismo junto su amigo y rector del Seminario Rabínico Latinoamericano, Abraham Skorka, y el ex director de Sociedades Bíblicas Argentina, el evangélico Marcelo Figueroa, mantuvieron en los últimos años un ciclo televisivo llamado Biblia: diálogo vigente, que se emitía en diversos horarios por el Canal 21.
A mitad de 2012 los técnicos de Canal 21 informaron que se estaba trabajando para migrar la vieja señal analógica con la que nació, a una digital. Los estudios están en la calle Rivadavia 413, en el décimo piso del edifico del arzobispado y a metros de la Catedral. La planta transmisora se ubica en el seminario de Villa Devoto.
El actual Papa siguió de cerca el proceso de debate de lo que sería la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, y envió al obispo de Mercedes-Luján, Agustín Radrizzani, titular de la Comisión de Comunicación Social de la Iglesia, a las audiencias públicas. Entre los suyos, comentaba que estaba de acuerdo con los lineamientos generales del proyecto que se debatía. Sin embargo, cuando se elaboró el primer borrador que llegó a sus manos, la Iglesia no estaba contemplada en la ley. Según fuentes eclesiásticas, el primer proyecto que preparó el kirchnerismo, bajo la pluma del entonces titular del Comfer, Gabriel Mariotto, no incluía a las “instituciones de derecho público no estatales”. Una forma elegante de denominar a la Iglesia en un proyecto. Bergoglio le pidió a sus colaboradores contactar a Mariotto para modificar el borrador e incluir a la Iglesia. Mariotto accedió sin objeciones. Hoy es uno de los funcionarios kirchneristas que más lo elogia.