Año 2019. Un reconocido conductor, en una publicidad de antigripal, decía mientras sacaba la basura en medio de una tormenta: “Los sacadores de basura vivimos en constante peligro. Pasamos de estar calentitos en casa a enfrentar vientos huracanados, lluvias torrenciales”. Luego, ya dentro de su casa, continuaba: “Sabemos que vamos a pasar una noche horrible”. Y pasaba a recomendar el antigripal de venta libre. Antes de la pandemia, en el imaginario colectivo la aparición de dolor de garganta, decaimiento, congestión nasal, fiebre, etc., solía estar asociada a factores medioambientales. Se sabía que, tras bruscos cambios de temperatura o luego de tomar frío, aumentaba el riesgo de enfermar. A partir del 2020, la causa que prevalece en el imaginario colectivo como principal factor desencadenante de una enfermedad infecciosa es la circulación de personas o el contacto con el otro. Este cambio en nuestra percepción es resultado de un aprendizaje intenso que hemos recibido a lo largo de 2020, que nos ha llevado a consolidar esta asociación mental. Antes le temíamos al frío, ahora le tememos a la gente.
¿Qué dice la epidemiología? ¿Cuáles son las causas que generan una enfermedad? ¿Son los factores medioambientales, es el contacto con un infectado, o depende de cuán fuerte o débil esté nuestro sistema inmune? Según el Modelo de Componentes Causales (Rothman, 1981), las enfermedades son multicausales e incluyen los factores del agente (por ejemplo, un virus), huésped (persona) y ambiente, así como también del modelo de determinantes de la salud. La Organización Panamericana de la Salud señala en los Módulos de Epidemiología que “no todas las personas igualmente expuestas a un agente infeccioso son infectadas. Los agentes son necesarios, pero no siempre suficientes, para causar una enfermedad”. Para que se produzca en el individuo una enfermedad infecciosa, deben reunirse una serie de aspectos estructurales y funcionales del propio individuo. En el ámbito de las enfermedades transmisibles, las consecuencias de la interacción entre el huésped y el agente son variables y se relacionan con la resistencia y susceptibilidad. Resistencia: es el conjunto de mecanismos corporales que sirven de defensa contra la invasión o multiplicación de agentes infecciosos. Que aparezca un nuevo virus no elimina la resistencia que posee el ser humano. Como se explica en el Curso de Inmunología General de la Universidad de Granada, España, “el sistema inmunitario consta de varias ‘líneas de defensa’ principales; el organismo posee una serie de barreras naturales que lo protegen de la infección de los agentes patógenos, así como una protección biológica por medio de la microflora (microbiota) natural que posee”.
Por otro lado, se ha logrado demonizar el contagio en la población joven. Sin embargo, al abrir las cifras del informe del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se puede observar que la letalidad de la enfermedad es cercana a 0 en menores de 39 años y que, al igual que con la mayoría de las enfermedades, la letalidad aumenta a partir de los 60 años. En lugar de pensar alternativas para cuidar a este segmento etario, se siguen restringiendo las actividades de los jóvenes.
Otra creencia que se ha generalizado es interpretar que el número de casos es elevado. Hay que tener presente que es la primera vez que para medir el estado de salud de una población se toma como indicador la cantidad de personas con determinado virus en su cavidad nasofaríngea (por más que experimenten bienestar físico) en lugar de tomar como indicador principal la cantidad de pacientes que necesitan ser hospitalizados. Sin irnos muy lejos, en 2013 se notificaron, hasta la semana 38, 182 mil casos de neumonía y un millón de casos de gripe.
En conclusión, si bien nos dominan las creencias de que nos enfermamos por culpa exclusiva de las personas, que el contagio es una maldición en todas las personas y que los casos son extremadamente altos, al ver información epidemiológica en detalle se concluye que tales asociaciones son resultado de una visión parcial de la realidad.
*Licenciada en Psicología, productora.
**Médico emergentólogo. Investigador.