OPINIóN
Narcomenudeo y consumos

Dos caras de un mismo problema

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Cocaína adulterada. Dejó más de veinte muertos y otras ochenta personas hospitalizadas. | cedoc

El país sigue en shock tras la tragedia ocurrida en el conurbano bonaerense, suscitada por el narcotráfico, el narcomenudeo y el consumo de sustancias: tres dimensiones de un mismo problema de salud pública. El consumo de “cocaína adulterada” dejó al menos veinte muertos y otras ochenta personas hospitalizadas con un grave cuadro de intoxicación. Una situación similar tuvo lugar unos días después en Rosario. Estas noticias conocidas durante la última semana despiertan la necesidad de trabajar en políticas de intervención que promuevan la prevención, atención y rehabilitación de los consumos de sustancias en Argentina.

Desde hace una década, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) presenta en el marco de su programa de investigación Barómetro del Narcotráfico y las Adicciones en la Argentina, una serie de informes que dan cuenta de la presencia del narcotráfico y el consumo de sustancias psicoactivas en la población urbana de Argentina. Específicamente, en informes elaborados por el ODSA entre los años 2014 y 2017, resultaba evidente la fuerte correlación entre el aumento del consumo de sustancias y el avance territorial del narcotráfico en zonas tanto metropolitanas como en centros urbanos de baja escala poblacional, con especial penetración en los barrios con mayor vulnerabilidad socioeconómica, pero también en los espacios residenciales populares y de clases medias –aunque con menor reconocimiento o visibilidad–.

A partir de una situación que alarma, desde el ODSA hemos presentado datos actualizados sobre la oferta de drogas en los barrios. Se trata de información que surge a partir del relevamiento realizado por la Encuesta de la Deuda Social de la UCA, para una muestra de 5.680 hogares representativos de la Argentina urbana entre los meses de julio y octubre del año 2021.

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El informe revela que uno de cada cuatro hogares informa que hay venta o tráfico de drogas en la manzana, vecindario o barrio en el que vive. Aún más preocupante es que, a pesar de tratarse de una situación generalizada en el país, son los sectores más vulnerados y marginados de la sociedad, los principales afectados al narcomenudeo y narcotráfico. Al respecto, el 40% de los hogares en condición de pobreza perciben la venta de drogas en el contexto en el que viven. Sumado a ello, la presencia de narcomenudeo se incrementa, alcanzando un 60% de hogares ubicados en villas de emergencias o asentamientos precarios. Estos datos demuestran nuevamente la desigualdad, así como también, la indefensión y vulnerabilidad en la que se encuentran estas familias en situación de precariedad socioeconómica, ante el flagelo de la droga.

Resulta notable también que, en contextos donde las familias se sienten inseguras y registran la ausencia de una fuerza de seguridad que los vigile y proteja, aparece la oferta de drogas con mayor frecuencia. En general, esta situación se presenta en los sectores donde la condición económica ocupacional es de trabajadores pobres o marginales. Un 50% de los hogares de barrios en donde es nula o baja la vigilancia policial, reportan tráfico de drogas, frente al 13% de los hogares en barrios con vigilancia policial frecuente. Al mismo tiempo, el 52% de los hogares en un contexto barrial de alta percepción de inseguridad, registra presencia de narcomenudeo en su vecindario.

En resumen, la información presentada por el ODSA genera evidencia que interpela a las autoridades para la implementación de políticas públicas destinadas tanto a la oferta como al consumo de sustancias. En tanto que nos pone también a nosotros frente a un espejo, que nos muestra lo livianos y permisivos que hemos sido como sociedad ante el consumo. Es entonces necesaria una intervención que potencie el desarrollo de una sociedad sana y segura en nuestros barrios.

*/**Investigadoras Observatorio de la Deuda Social Argentina (UCA).