La información es poder. Con los conocimientos adecuados somos capaces de tomar más y mejores decisiones. Pero, ¿cómo saber que uno tiene efectivamente la información que necesita y que– además- esa información es correcta? A través de la educación.
En todos los ámbitos de la vida, la educación es una herramienta clave para el desarrollo personal, y de la sociedad en su conjunto. Cuando hablamos del desarrollo económico de las personas, hablamos también de educación financiera.
Cuando una persona está financieramente educada, es capaz de tomar mejores decisiones sobre el manejo de su economía, como por ejemplo qué y cómo comprar, cuándo es momento de ahorrar o cómo manejar el endeudamiento. Decisiones que, luego, se van a reflejar en un manejo equilibrado de sus ingresos y egresos, lo que va a llevar a una mayor estabilidad, una mejor calidad de vida y acceso a oportunidades de desarrollo personal.
Personalmente, creo que las Fintech tenemos una gran responsabilidad en materia de inclusión financiera, y la educación financiera es central para la misma.
Está en nuestra génesis, somos compañías enfocadas en el desarrollo de soluciones diseñadas para responder, a través de la tecnología, a las necesidades de la gente en materia de gestión financiera. Esa cercanía al usuario, sumada a la facilidad de acceso a nuestras plataformas y la capacidad de llegar masivamente a distintos públicos, nos permite acercar nuevas oportunidades y herramientas a personas que antes no podían acceder a ellas y, a la vez, ser un canal para la difusión de información y conocimientos financieros.
Con esa convicción, en Alprestamo buscamos colaborar con la promoción de la educación financiera generando contenido educativo de valor que sea accesible para cualquier persona.
Para esto trabajamos en el desarrollo y difusión de información clara, completa y atractiva que permita a las personas comprender cuáles son los principales actores del mundo de la economía y finanzas, cómo impacta lo macro en su propia economía personal, qué instrumentos financieros existen, para qué sirven, cómo funcionan, cuáles están a su alcance y de qué manera pueden beneficiarse o perjudicarse con su uso.
Pero educar es más que transmitir información. De nada sirve generar una pila de contenidos educativos, que sólo resulten comprensibles para unos pocos, o peor, que no interesen demasiado a nadie.
En Argentina, la promoción de la educación financiera desde el secundario es ley desde el 2018, sin embargo, la implementación de esa ley -hasta ahora- avanzó con lentitud. Según una encuesta realizada por el Banco de desarrollo de América Latina en 2018, los argentinos están entre los que menos conocimientos financieros tienen en la región.
Si realmente queremos aportar a la promoción de la educación financiera, también tenemos que trabajar para generar conciencia sobre el impacto que ésta tiene en el desarrollo económico y social de las personas.
Cuanto antes mejor, con la educación financiera también es conveniente comenzar temprano. Aprender sobre el manejo de recursos financieros a una edad temprana pueden disminuir la vulnerabilidad social y económica.
Las personas deben comprender que la educación financiera puede, efectivamente, devenir en mejores condiciones de vida y oportunidades futuras. Y la sociedad, como conjunto, debe comprender que; a más educación, más oportunidades y menos pobreza, y que esto impactará directamente en el desarrollo económico y social del país.
El día de la educación financiera es una buena ocasión para volver a poner el tema sobre la mesa, recordando que el compromiso con la misma es un compromiso con la sociedad, que tiene que plasmarse en acciones sostenidas, que pongan a las personas en el centro.
*CEO de Alprestamo.com