La pandemia vinculada al covid-19 ha marcado, a nivel planetario, los años 2020 y 2021. Hemos generado datos en una escala inédita, intentando comprender lo que nos ocurrió como especie. Una de las muchas preguntas que hacemos tiene que ver con el impacto sobre el cerebro. Existe mucha información clínica sobre los efectos neurológicos y psiquiátricos de la infección y, probablemente, de la cuarentena.
Un estudio reciente publicado en la revista Nature revela algunos aspectos del efecto del covid-19 sobre el cerebro humano. Los investigadores analizaron imágenes de resonancia magnética obtenidas del biobanco del Reino Unido. Lo atractivo de la publicación, que comprende 785 participantes, es que los mismos tuvieron dos exámenes con aproximadamente tres años de diferencia, más algún análisis cognitivo básico. Entre los dos estudios, 401 participantes tuvieron un test positivo para covid-19. Los otros 384 con test negativo funcionaron como grupo control. Este estudio nos muestra, por primera vez, los efectos eventuales del virus sobre el cerebro, analizando una población infectada contra otra que no lo fue. La mayoría de los pacientes de este estudio tuvieron una infección de leve a moderada y solo 15 requirieron hospitalización. Uno de los hallazgos más importantes es que los pacientes infectados perdieron entre un 0,2% y un 2% de sustancia gris en distintas regiones cerebrales. Cabe aclarar que todos perdemos aproximadamente entre un 0,2% y un 0,3% de sustancia gris por año, sobre todo en las áreas de la memoria. La atrofia vinculada al covid-19 es mayor que la propia de la edad.
La mayor parte de la pérdida de materia gris está referida a las áreas vinculadas al sistema olfatorio, lo cual correlaciona con el clásico signo de pérdida del olfato de estos pacientes. Sin embargo, el cerebro es una red compleja de conexiones y estas áreas también están vinculadas a otras funciones cerebrales.
Si bien los pacientes infectados con covid-19 experimentan síntomas neurológicos (entre ellos la llamada “neblina cerebral”), nunca hasta ahora se había visualizado en imágenes el efecto anatómico del virus. Además, las diferencias entre la población infectada y no infectada se incrementan con la edad. Como muchos de los estudios vinculados al covid-19, este plantea varias preguntas que quedan sin respuesta. ¿Estos cambios observados en la resonancia magnética son reversibles o permanentes? ¿Predisponen a alteraciones en el largo plazo como la demencia o algún otro déficit? Dado que el estudio cognitivo del artículo es muy simple, ¿cuál será la performance de estos pacientes en tests más complejos de desempeño que analicen otras funciones cerebrales? ¿Cuál será la evolución en el largo plazo de estas alteraciones? Esta serie no incluye a pacientes con el cuadro conocido como “covid-19 largo”. Sin embargo, es una excelente muestra acerca de que la recolección de material biológico, en este caso neuroimágenes en gran escala, de grupos definidos, brinda tanto respuestas a algunas preguntas como plataformas aptas para investigaciones posteriores. Un aspecto importante a tener en cuenta, cuando se estudian los efectos neurológicos y siquiátricos de estos pacientes, tiene que ver con la necesidad, no siempre sencilla, de desagregar los efectos del virus en sí mismo con aquellos vinculados a la cuarentena y al tremendo cambio de la vida social, laboral y amorosa que todos experimentamos.
En Fleni hemos iniciado un estudio, financiado por el Ministerio de Ciencia, para comprender mejor los efectos del “covid-19 largo” en el sistema nervioso central utilizando imágenes y marcadores de la inflamación cerebral. También participamos en estudios colaborativos con varias instituciones argentinas, con preguntas semejantes. Probablemente, de estos esfuerzos surjan respuestas que nos hagan entender mejor el rol de este virus y sus efectos biológicos, pero también sociales, sobre los humanos.
*Director de docencia e investigación de Fleni.