OPINIóN
Paridad

Las luchas y el banquete de la vida

28_11_2021_logo_ideas_Perfil_Cordoba
. | Cedoc Perfil

Para hablar de feminismo y lucha por derechos laborales es indispensable traer la figura de Virginia Bolten, nacida en 1876 en San Luis. La  activista anarquista y feminista precursora de las luchas sindicales y políticas de las trabajadoras. Una de las primeras mujeres en participar como oradora en una concentración obrera, todo una rareza para la época. Aunque, tantos años después y con muchos derechos ganados, en cualquier foto que reúna a representantes de peso del sindicalismo, una mujer sigue siendo una rareza.

En apariencia puede ser difícil asimilar las realidades de las trabajadoras en sus facetas más diversas: las trabajadoras rurales, las oficinistas, las emprendedoras, las empleadas domésticas, las científicas o las obreras por mencionar algunas. Sin embargo, hay que tener en cuenta lo que si se comparte. Por un lado el trabajo de cuidado no remunerado en los hogares (En Argentina se estima que el 70% del total de ese trabajo es hecho por mujeres).

Por otra parte,  las  mujeres trabajadoras, en su mayoría (techo de cristal mediante) tienen jefes hombres y también están representadas en sus reclamos gremiales por sindicalistas hombres. La paridad de género te la debo.

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En síntesis, los lugares de poder en ámbitos de trabajo o en el sindicalismo lo ocupan en altos o altísimos porcentajes varones. Las tareas de cuidado no remunerado son llevadas a cabo mayoritariamente por mujeres. Este mapa sencillo, a la vista de todos, no es casualidad sino  que es el resultado de las fuertes diferencias de género que persisten en todos los niveles. De acuerdo al informe del Indec del año pasado las brechas de género están en todos los indicadores oficiales: tasa de empleo e ingresos, participación en  cargos jerárquicos, entre otros. “A pesar de alcanzar en promedio mayores niveles educativos que los varones, las mujeres siguen mostrando una menor participación en el mercado laboral”. señala el informe aunque destaca que la tasa de empleo hoy es de 39,4% frente a 32,8% de 1996.

Además, solo el 4% de las mujeres que trabajan acceden a cargos de dirección o jefatura, mientras que en los varones el porcentaje es el doble. La otra cara es que “las mujeres se insertan principalmente en sectores vinculados al cuidado. Con una importante presencia de empleo informal e ingresos más bajos, el servicio doméstico es la rama de ocupación con mayor índice de feminización en Argentina”, afirma el estudio del Indec.

Los datos estadísticos son muy claros pueden resultar aburridos pero también son indispensables a la hora de debatir o rebatir a algunos discursos de moda  que niegan las cuestiones de género o que tras la búsqueda de rating o votos se presentan como antigénero.

«Ni dios, ni patrón ni marido» era el eslogan del periódico La Voz de la Mujer, donde  Virginia Bolten escribió sobre los derechos de las trabajadoras en el año 1896. Hoy puede sonar a consigna de otras épocas, y está claro que hubo muchos avances desde entonces. No solo a lo largo del siglo XX, sino también -ya en este siglo- con la fuerza del movimiento del Ni una menos y su influencia en América Latina.

Además, está bueno recordar el artículo que abría el primer número, «Nuestros propósitos», que decía “ hastiadas de tanto llanto y miseria  …,hastiadas de pedir y suplicar, … hemos decidido levantar nuestra voz en el concierto social y exigir, exigir decimos, nuestra parte de placeres en el banquete de la vida». (La Voz de la Mujer, enero de 1896, pág. 1).

¿Acaso hoy no tiene vigencia exigir nuestra parte de placeres en el banquete de la vida?

 La posibilidad de una vida mejor para todas es el motor de los feminismos, una vida mejor es la que da igualdad de oportunidades, es la que se consigue con más derechos, con los resultados de las luchas colectivas.

Mayor paridad en puestos jerárquicos y mayor paridad en los sindicatos será un paso importante en el camino al banquete.

*Escritora y periodista.