¿Por qué tenemos inflación?
Porque emitimos
¿Por qué emitimos?
Porque tenemos déficit fiscal y no podemos poner más impuestos, pues son ya muy altos.
¿Por qué tenemos déficit fiscal?
Porque el Estado gasta mucho.
¿Por qué gasta tanto?
Porque, por el alto desempleo, debe emplear gente en el Estado, favorecer la jubilación temprana, subsidiar a quienes tienen pocos o nulos ingresos y, por la pobreza y la resultante creciente precarización del empleo, gastar cada vez más en educación, salud y seguridad pública.
¿Por qué está creciendo la pobreza en la Argentina?
Porque cada vez hay menos empresas que ofrecen empleo y productos, lo cual baja los salarios y aumenta los precios —los salarios privados se promedian con los salarios y subsidios públicos, que se financian con impuestos sobre el trabajo y los productos; aquéllos, finalmente, siempre se trasladan a los precios.
¿Por qué los precios son tan altos?
Porque al haber pocas empresas, la competencia es baja; al ser tan altos los impuestos para mantener el Estado que gasta, cada vez es mayor el componente impositivo de los precios, disminuyendo el incentivo a invertir; al haber una inflación creciente que dificulta el cálculo de costos, las empresas pequeñas aumentan los precios tomando el valor del dólar como referencia —no tienen capacidad administrativa ni tiempo para calcular costos de otra manera.
¿Por qué bajan los salarios?
Porque hay pocas empresas que desean emplear personal y, las pocas que lo hacen, deben pagar impuestos para que el Estado pueda pagar los empleados, jubilados y subsidiados crecientes. Esto hace que los salarios en el sector privado sean la variable de ajuste, dándose la paradoja de que hoy, en promedio, son más bajos que los del sector público —que vive del valor agregado generado por las empresas y personas del sector privado.
¿Por qué es tan baja la población económicamente activa trabajando en el sector privado?
Porque debido a los salarios más altos en el sector público, la imposibilidad de despidos y los menores requisitos en términos de educación y esfuerzo, quien puede conseguir un empleo en el Estado difícilmente vaya a buscarlo al sector privado.
¿Por qué tienen pocos beneficios las empresas?
Porque una parte importante de lo recaudado por las ventas va al Estado en forma de impuestos, muchos de los cuales son sobre el trabajo de las personas empleadas, formando parte del costo de producción; también por falta de demanda, producto de la pobreza creciente —además de la alta variabilidad entre año y año, que impide sostener una estrategia saludable en el tiempo.
¿Por qué son tan altos los costos de producción?
Porque además de los impuestos que hacen caro el personal que trabaja en la empresa —que sirve para pagar a los empleados, jubilados, subsidiados y los gastos que la pobreza general hace e incurrir al Estado—, la productividad de las empresas es baja por falta de capitalización. A esto debemos agregar los costos de multas y abogados, generados por el alto grado de litigiosidad de nuestro país.
¿Por qué es baja la productividad de las empresas?
Se debe principalmente a tres fenómeno: el primero, un bajo y mal ambiente laboral; el segundo, una muy baja capitalización de las empresas; tercero, que es lo que quita competitividad internacional, es que lo producido por las empresas debe alimentar una población cada vez mayor que trabaja en el sector público —o no trabaja—, haciendo caros los productos que consumen sus trabajadores.
¿Por qué es malo el ambiente laboral?
Porque, debido a incentivos financieros, los empleados con alternativas a su trabajo actual generan conflictos para ser despedidos y llevarse la indemnización a sus casas — lo cual no correspondería en caso de dejar voluntariamente la empresa. Y porque, en momentos de crisis cuando los empresarios no tienen liquidez financiera, despiden con justa causa aunque no la tengan (en rigor, siempre hay una justa causa, pero la ley no lo contempla así y obliga a una indemnización). A esto hay que sumar que hay abogados laborales indecentes que promueven el conflicto para engrosar los montos y cobrar hasta un 40% de lo obtenido por el empleado (muchas veces, bastante más) — tienen prisionero al empresario con la amenaza de que se le caerán los juicios laborales que tiene en cartera y que, de no continuar, deberá cerrar la empresa por el acumulado de casos y montos.
¿Por qué las personas les hacen juicio a las empresas donde trabajan, si ya tienen lugar donde trabajar?
Porque consideran que la indemnización es un derecho que les cabe —sean echados o no— y los montos involucrados son demasiado tentadores.
¿Por qué son estos juicios tan grandes y dañinos?
Muchas veces los montos, originalmente, no son muy grandes, pero cuando intervienen los abogados, aconsejan al empleado con artimañas que disparan el valor de las multas —la legislación tan draconiana y errónea promueve que una persona honesta se comporte de manera deshonesta.
¿Por qué son tan débiles financieramente las empresas en Argentina?
Debido a que las empresas argentinas con los años acumulan pasivo laboral, con el tiempo no valen nada. Esto el empresario lo sabe desde la formación de la empresa, lo cual lo obliga a sacar lo que cree que le corresponde en forma de dividendos desde el inicio, pues ese dinero es todo lo que obtendrá de la empresa al pasar el tiempo.
¿Por qué le saca dinero como dividendos?
Porque como el valor de las empresas será finalmente nulo por los pasivos laborales, cuando por temas de crecimiento o necesidades financieras vaya al banco, le pedirán garantías personales para asegurarse el cobro en caso de necesidad.
¿Por qué le pide garantías personales el banco?
La legislación argentina indica que en un concurso o quiebra, el personal empleado cobra sus acreencias antes que el banco y los acreedores —es una forma de que los accionistas mantengan las reservas de seguridad.
¿Por qué es tan bajo el nivel de préstamos a empresas de la Argentina?
Porque ni los bancos desean tomar el riesgo de empresas frágiles, ni los empresarios quieren arriesgar su patrimonio familiar dando garantías personales.
¿Dónde van esos dividendos que sacan los empresarios?
Estos dividendos se convierten en dólares que financian al gobierno americano y se guardan localmente o se envían al exterior —lo que se llama una salida de capitales.
¿Por qué sube el dólar, si los empresarios tienen muchos en cartera?
El flujo al exterior es continuo por los dividendos oficiales y extraoficiales. También porque, debido a que los precios internos son altos por el componente directo de impuestos superior al 50%, es difícil exportar productos que perfectamente se podrían fabricar localmente a costos bajos. Así, se terminan importando a precios menores que los de fabricación local, volviendo deficitaria la balanza comercial. Eso, sumado al fenómeno de la salida de capitales y exacerbado por la inflación y la fragilidad creciente del sistema, se refleja en el índice de Riesgo País —lo cual acelera la salida de capitales, retroalimentado la suba de precios y con ello el aumento de pobreza y la desazón. Todo esto hace que los empresarios no deseen traer divisas al país —lamentablemente, en declive—, aun sabiendo que existen oportunidades interesantes, dado que las propiedades y demás bienes están muy baratos con relación a otros lugares en el mundo. En definitiva, consideran que ya es suficiente riesgo lo que tienen localmente.
¿Por qué el prestigio de la dirigencia es tan bajo?
Porque los políticos en este sistema tienen continuamente déficits financieros y comerciales que evidencian su incapacidad de modificar la realidad de los ciudadanos; porque los empresarios mostramos nuestra incapacidad al no poder generar empleo, pagar salarios cada vez menores y vivir en una sociedad con cada vez más pobres; porque los sindicalistas pierden afiliados continuamente, ya que reciben menores salarios y beneficios —y porque son cada vez menos los empleados en blanco; porque la justicia recibe desprecio de los empleados y la sociedad, pues los juzgados están saturados y tardan en expedirse —en tanto, los empresarios la desprecian porque sienten que los jueces no comprenden la situación y son engañados por unos pocos abogados que han hecho fortunas con la industria del juicio; porque los banqueros no dan créditos a las empresas ni a los empleados y viven de prestar dinero al Estado, que al pagar esos intereses queda más expuesto al déficit. También han perdido prestigio la educación, la salud y la seguridad pública y quienes dirigen estas entidades, por tener que tratar a una población creciente con recursos decrecientes, así como les sucede a los administradores de la ANSES, pues no hay dinero que alcance para mantener a tanta gente en la indigencia y los jubilados.
Finalmente, el empleado público ha perdido prestigio también: los pocos buenos están rodeados de muchos que no hacen nada. También lo ha perdido el empleado privado, pues por la cantidad de juicios que los empresarios sufren, buscan formas de crecer generando el menor empleo posible —temen emplear por el riesgo que implica incorporar a alguien que quizás le haga un juicio indebido (lotería inversa).
¿Quiénes han aprovechado esto?
Desde la dirigencia, dos sectores principalmente. Por un lado, han ido tomando poder los sindicalistas que representan al sector más improductivo de la sociedad, los empleados públicos, que hoy ganan más que los privados —esto sigue en aumento, pues las leyes hacen imposible despedir en el Estado.
El segundo sector de dirigentes es el que representa a los sectores que no trabajan y tienen tomados de rehenes al resto de los argentinos, especialmente los del AMBA.
Asimismo, en el sector privado, hay que contar algunos abogados laborales inmorales.
¿De dónde proviene el poder que tienen estos sectores?
El poder les llega por la alta desocupación no reflejada en los números, pues en nuestro país el empleo público, quienes reciben algún tipo de plan y quienes no buscan empleo porque los salarios son tan bajos que no les conviene buscarlo, no cuentan como desocupados.
Otra razón de su poder se encuentra en el gran volumen de dinero que manejan, aportado por quienes sufrimos las consecuencias de sus actos —es decir, el resto de la sociedad.
¿Cuál es la solución?
No es devaluar o revaluar.
No son las tasas bajas ni las altas.
No es regalar dinero.
No es endeudarse.
No son los controles de precio.
No es cerrar el BCRA.
No es echar 2.5 millones de empleados públicos
La solución verdadera es bajar la demanda de gasto público.
¿Cómo se baja la demanda de gasto público?
Generando empleo en el sector privado.
¿Cómo se crea empleo en el sector privado en las condiciones actuales en Argentina?
Solo se puede hacer cumpliendo con lo que establece la Constitución Nacional y dando más beneficios al trabajador; hay que modificar las relaciones laborales, eliminando la distinción entre despido y abandono voluntario del trabajo.
¿Cómo se puede hacer lo anterior a un mínimo costo que implique ahorros para el Estado y revierta la continua decadencia de una Argentina cada vez más pobre?
Se puede hacer con un seguro pagado por los empresarios al Estado —que es quien recibirá todas las externalidades positivas, como menor presión para emplear, menor cantidad de jubilados que se presentan todos los años, y menor cantidad de personas que solo pueden vivir si se los subsidia— que le asegure al trabajador que su familia tendrá el beneficio de la indemnización, sin importar el estado financiero de la empresa.
¿Cómo se llama este proyecto?
“Mochila Argentina” y pueden bajar el libro de www.mochilaargentina.com donde se detallan los beneficios para la sociedad, los trabajadores, los empresarios, los sindicalistas y el Estado.