La historia es conocida. El 10 de diciembre Alerto Fernández llegó a la presidencia luego de derrotar a Mauricio Macri en primera vuelta con casi el 50% de los votos. En el mes de enero la opinión pública se mantenía congelada en relación a la distribución de votos de octubre, el 50% aprobaba la gestión del gobierno y el 38% la desaprobaba. No había luna de miel, como suele pasar al mes de llegar un nuevo gobierno, sino partidismo. Con un estilo moderado, sereno y conciliador el flamante presidente estaba listo para encarar su primer año de gobierno. El verano duró lo que tardó en llegar el otoño.
En Marzo, el virus Sars-Cov-2 llegó a nuestras costas. El gobierno tuvo que volantear. A fines de ese mes se implementaron protocolos de distanciamiento social y finalmente la ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio), el día 20/3. Al inicio la reacción de la opinión pública fue muy favorable: la aprobación del gobierno en el mes de abril trepó al 67% y, en particular, el 44% de los votantes de Mauricio Macri en abril aprobaran la gestión de Alberto Fernández. Un 68% de los votantes de las demás fuerzas opositoras también aprobaban la gestión del gobierno. Se había logrado despartidizar a la opinión pública.
Sin embargo, la extensión de la cuarentena y los costos económicos y sociales asociados a ello (por no mencionar los efectos psicológicos, el agotamiento y el cansancio) tuvieron un impacto en buena parte de la opinión pública, pero en especial entre los votantes de la oposición. En Julio sólo el 20% de los votantes de Macri y sólo un 38% de los votantes de las otras fuerzas políticas aprueban la gestión del presidente. Y en octubre sólo el 9% de los votantes de Macri y el 26% de los votantes de las otras fuerzas aprueban al gobierno. En resumen, el apoyo extrapartidario que se había logrado capitalizar se contrajo significativamente como se puede apreciar.
De Vicentin para aquí. Desde aquella breve luna de miel de la inicial ASPO la aprobación del gobierno cayó como en una pendiente de una montaña rusa. Pero no hay que confundirse, no fue solamente la cuarentena, per se: algunas decisiones del gobierno, más allá de lo atinadas o equivocadas, en el contexto de la ASPO no fueron bien recibidas: el tema Vicentin, el proyecto de reforma de la justicia (sobre todo), las medidas para contener la compra de dólares, la sorpresiva quita de coparticipación a CABA, la cuasi insurrección de la policía bonaerense, la descoordinación de los funcionarios en relación al tema Venezuela, las internas en el área de seguridad, las más recientes toma de tierras de algunos movimientos sociales y la incertidumbre -cierta o no, real o ficticia- respecto del rol y el peso de la vicepresidenta en la coalición de gobierno. Así el gobierno pasó de un pico de 67% en Abril, para contraerse al 50% en julio y seguir contrayéndose al actual 35% del mes de octubre. Las múltiples y descoordinadas consignas de las 6 manifestaciones en contra del gobierno -que lleva tan solo 10 meses en el poder- son un indicador de la multicausalidad de la reversión del humor social.
La cuarentena. En general, desde marzo hasta la fecha, nos referimos a “la cuarentena” cuando hacemos alusión al contexto de excepcionalidad que estamos atravesando. Técnicamente la ASPO tiene fases y, como es sabido, la adopción de cada fase varía de provincia en provincia y de municipio en municipio. Además, no hay que olvidar, que el nivel acatamiento a las medidas que se anuncian cada 15 días se desplomó. Basta con pasear un fin de semana por la rivera de los municipios de zona norte. Cualquiera sea el caso, lo cierto es que seguimos refiriendo al contexto actual como “la cuarentena”, y que el impacto en la vida cotidiana ha sido dramático de todos modos: para más de la mitad (55%) la cuarentena “cambió su vida de manera importante”, sumado a otro tanto (38%) que manifestó que ésta “cambió su vida un poco”.
El nivel de acuerdo con las medidas implementadas por el gobierno se contrae de manera concomitante con el cambio de humor: en abril el 84% estaba de acuerdo con las medidas, en julio el 64% y en octubre esta proporción alcanza el 46%. Esta conformidad con las acciones llevadas a cabo alcanza un 83% entre los votantes de Alberto Fernández y solamente un 21% entre los votantes de Mauricio Macri. Otra vez, el partidismo en las percepciones no es poca cosa. Si preguntamos por cada medida en particular, las consideradas menos necesarias por los encuestados son la Suspensión de medios de transporte de larga distancia (57%) y la Restricción de circulación en las fronteras provinciales (58%). Ambas medidas son las que generan una mayor diferencia de opinión entre la medición de julio y la actual. No obstante, las medidas consideradas más necesarias son el Distanciamiento social (93%) y el Cierre de Fronteras al exterior (82%).
Pese a los aumentos de contagios, la percepción de la peligrosidad del virus cayó: en abril el 78% lo consideraba “muy peligroso”, en julio el 53% consideraba eso, y en octubre sólo el 46% considera al virus “muy peligroso”. Desde luego, no significa esto que el virus no lo sea: pero si que la percepción de peligrosidad ha cedido. Esto es un problema. No obstante, de manera concomitante, quizás producto del relajamiento social y en correspondencia con ello, la percepción de la exposición al virus ha aumentado: en abril el 42% se consideraba expuesto al virus, en octubre esa proporción crece al 65%.
Economía vs Salud: Cuando comenzó la cuarentena y los niveles de aprobación estaban en su pico, la pregunta prospectiva que todos hacían era como evolucionaría esa opinión: ¿Prevalecería la preocupación por la cuestión sanitaria o la economía se haría sentir? En general, se puede apreciar una rotación en las opiniones del público con la extensión de la cuarentena. Respecto a qué medida debe priorizar el gobierno ante la pandemia global, en julio la opinión pública estaba partida en dos mitades: un 46% consideraba que debería priorizarse la prevención del colapso del sistema de salud, mientras que un 44% consideraba que el gobierno debería priorizar la apertura para reactivar la economía. En la actualidad esas opiniones se modificaron: el 34% considera que se debe priorizar la prevención del colapso del sistema de salud, mientras que un 57% opina que se debería priorizar la apertura para reactivar la economía. Desde luego, las opiniones respecto de qué debe priorizar el gobierno encuentran también una buena parte de su explicación en el partidismo de los entrevistados: el 59% de los votantes del oficialismo consideran que se debe priorizar la cuestión sanitaria mientras que el 76% de los encuestados que votaron a Macri consideran que se debe priorizar la apertura de la economía. Junto al partidismo, y en especial en este punto, hay también una brecha de género: los hombres presentan una mayor tendencia que las mujeres a opinar que el Gobierno debería priorizar la apertura económica, con una diferencia de 19 puntos porcentuales entre sí (68% y 49% respectivamente). En síntesis, la economía comenzó a pesar de tal forma que desplazó en algunos segmentos importantes a la cuestión sanitaria.
Alberto y Horacio. Los cambios que experimentó la opinión pública durante este año, producto de todo lo que hemos desmenuzado, impactaron diferencialmente en los dos principales protagonistas políticos de este período: el presidente y el jefe de gobierno de CABA. Ambos fueron experimentando durante el primer mes un incremento positivo creciente en su posicionamiento e imagen. El presidente pasó de 36% de imagen positiva en Octubre de 2019, a 52% en Enero y llegar al 70% en abril, ubicándose como el político con mejor imagen por encima del resto. El jefe de gobierno de CABA, por su parte, pasó del 40% en octubre de 2019, al 45% en enero al 54% en Abril, superando en imagen positiva a Maria Eugenia Vidal, como el político con mejor imagen de Juntos por el Cambio.
Alberto y Horacio, habían logrado superar la grieta y eso, al parecer incluso hasta julio, había dado in saldo ampliamente positivo en imagen. En Julio el presidente caía al 55% de imagen positiva y Larreta se mantenía en 52%; no obstante, seguían encabezando la lista de los dirigentes con mejor imagen. De Julio en adelante, el presidente siguió deslizándose por la pendiente empinada de a montaña rusa, cayendo al 37% en el mes de octubre, mientras el jefe de gobierno logra mantener el nivel alcanzado al inicio de la pandemia. Es claro que la pandemia y la gestión de la cuestión sanitaria tuvo un impacto positivo al inicio en ambos. A tal punto que los catapulcó a la cima de sus respectivos espacios políticos. Pero la posterior evolución de la cuarentena, con todos lo que ello implicó en términos económicos y políticos, erosionó al presidente y no hizo mella en el jefe de gobierno de CABA.
Futuro incierto. ¿Como evolucionará el humor de la sociedad en los próximos meses? La opinión pública es cambiante y sensible a los temas de coyuntura. Por lo pronto, el gobierno tiene que evitar seguir perdiendo el respaldo de la sociedad. No alcanza con que el núcleo duro esté de acuerdo y apruebe la gestión y este de acuerdo con las medidas de gobierno. Seguir cultivando el apoyo de los propios exclusivamente es la clave para seguir perdiendo el apoyo de la opinión pública. Por lo pronto, con detener la caída de aquí a diciembre y mantener ese apoyo, es un objetivo posible. Recuperar el respaldo amplio de la opinión pública dependerá fundamentalmente de cómo y cuando salgamos de la situación sanitaria en la que nos encontramos (quizás vacuna de por medio) y de la marcha de la economía, desde luego. Atención: el año que viene hay elecciones de medio término.
*Investigador Conicet. Director de la ESPOP, Universidad de San Andrés (@dgreynoso).