OPINIóN
MIRADA SOSTENIBLE

Perspectiva para seguir viviendo

1-11-2020-Logo Perfil
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Hay que cuidar el entorno, no queda otra. Los gases de efecto invernadero están en su punto más alto desde los últimos 800 mil años y los responsables de ello, en su gran mayoría, somos los seres humanos. De hecho, existe un consenso científico generalizado sobre este diagnóstico, por más que, lamentablemente, como sociedad quizás no tomamos noción de la importancia de esta problemática.  

Ante este escenario, no caben dudas de la necesidad de adoptar una perspectiva ambiental a nivel macro, a través de políticas públicas y compromisos que deben asumir los gobiernos en todo el mundo, como también, la ciudadanía a nivel cotidiano, en cada acción colectiva e individual.

En este sentido, se trata de tener una mirada sostenible sobre los recursos naturales, que su utilización sea eficiente y no se convierta en una explotación ni en una alteración del hábitat, un consumo que no se vuelva en derroche o que ponga en riesgo su existencia, ya que su disponibilidad no es, bajo ningún punto de vista, absoluta.

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Indudablemente, la protección del medio ambiente debe ser una política pública prioritaria para todo gobierno, pero su cuidado diario responde a una conciencia colectiva ciudadana que debiera ser inquebrantable. Su cuidado es responsabilidad de todos y todas porque es nuestra casa común. Por lo que, a estas alturas, la acción conjunta más que necesaria resulta urgente.

A su vez, es muy importante elaborar estrategias de cooperación colectiva e individual, promoviendo en la ciudadanía la posibilidad de aportar a esta causa común con conductas responsables. Por supuesto que, además, debemos interpelarnos sobre nuestros hábitos y costumbres e incorporar a la sustentabilidad como el método para llevar adelante nuestras labores diarias. Sencillamente, podemos hacerlo con algunas recomendaciones como cuidar el uso del agua, disminuir la utilización de productos plásticos o no tirar la basura a la vía pública. Incluso, podemos apelar a una simple regla nemotécnica, “las 3 R”: Reducir, Reutilizar y Reciclar.

Además, cabe destacar que una de las dificultades en lo que refiere a la adopción de una perspectiva ambiental, radica en la necesidad de priorizar el interés colectivo por sobre el individualismo, un rasgo acentuado que suelen tener las sociedades capitalistas modernas, de concentración de recursos y muchas veces poco proclives a sumarse a causas de interés público.

En este sentido, es loable el compromiso que se ha asumido en el Congreso Nacional, en general con el apoyo de los distintos bloques políticos, de llevar adelante distintas iniciativas impulsadas por organizaciones ambientales de la sociedad civil y especialistas de la materia, tales como la ratificación del Acuerdo de Escazú y la ley de Educación Medio Ambiental, entre otras.

Indudablemente, la responsabilidad es política en lo que refiere a la importancia que el medio ambiente tiene para una Nación, pero también, el correlato social es extremadamente necesario e irremplazable. No hay poder de policía que alcance para controlar donde y como se tira la basura, sí se fuma en lugares prohibidos y que se hace con las colillas, que tipo de envasas se utiliza o cuanta energía se consume, entre muchas otras cuestiones.

Por ello, en ocasión de celebrarse el Día Internacional contra el Cambio Climático el pasado 24 de octubre y del Día Mundial de la Ecología el 1 de noviembre, debemos continuar promoviendo la adopción de la perspectiva ambiental para todos los actos de la vida. Debe ser con una mirada global y estratégica que debe empezar por casa, continuar por la escuela y ser apoyada también, por el Estado en todos sus niveles, por la dirigencia política en su totalidad como por los medios de comunicación. Sin dudas, no puede haber grieta, individualismos ni peleas de cartel, que impidan llegar a consensos sobre los desafíos ambientales que tenemos por delante.

Se trata de entender lo que está en juego. Ni siquiera es el planeta en sí mismo, porque éste puede permanecer sin nosotros, por algo tiene 4.500 millones de años.  Lamentablemente, quienes no podemos vivir sin esta casa común, somos los seres humanos. O nos ocupamos de mantenerla como corresponde o, en algún momento, podremos quedarnos sin donde vivir. Actuemos antes que sea tarde.  

*Abogado y Director del Observatorio de Familias y Juventudes de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación.

Producción periodística: Silvina L. Márquez.