El rótulo nutricional contiene información que nos ayuda a tomar decisiones con respecto a aquello que elegimos consumir. Hace más de una década se estableció la obligatoriedad de incluir en los alimentos envasados lo que se denominó como información nutricional. Mucho se ha dicho y escrito sobre este tema, pero aún 15 años después, los consumidores tienen dudas sobre el valor nutritivo de los alimentos y de cómo interpretar la información que encuentran en el etiquetado.
Si bien muchas veces se hace referencia a los “alimentos saludables”, no se ha establecido en la normativa alimentaria nacional una definición que permita categorizar a un alimento como tal. Esto nos lleva a preguntarnos cómo podemos asegurar que algunos alimentos son saludables frente a otros que no lo son.
La respuesta es simple: todo depende de la cantidad que consumamos, y para decidir con respecto a eso disponemos de la información que se halla en el rótulo.
Hablamos de rotulado nutricional porque los datos que encontramos en él dan cuenta de la cantidad de calorías y de los nutrientes que contiene el alimento, siendo justamente esa información la que nos permite saber qué cantidad de cada uno de ellos consumimos.
Ahora bien, ¿en qué aspectos de esa información deberíamos focalizarnos?
Lo primero a tener en cuenta es el tamaño de la porción. Cada porción es la cantidad media del alimento que debería ser ingerida en cada ocasión de consumo, con la finalidad de promover una alimentación saludable. Las porciones de cada tipo de alimento no son arbitrarias, sino que fueron establecidas en la reglamentación alimentaria para calcular los valores que se van a declarar en la información nutricional.
Otra indicación a considerar es la expresión de los valores de los nutrientes, ya que no siempre lo que viene en el paquete es una porción. Es por ello que la información nutricional va a referirse a la porción y no al total del contenido del envase.
Por ejemplo, la porción de un alfajor envasado individualmente puede corresponder a la mitad del producto, ¡Sí, a medio alfajor! En ese caso, si deseamos saber la cantidad de calorías que consumimos con un alfajor, lógicamente debemos multiplicar por dos el valor que se haya declarado en el rótulo.
Tanto la cantidad de energía como de nutrientes poseen un consumo recomendado por día (VD) y en la tabla nutricional podemos encontrar qué porcentaje de ese valor posee la porción del producto.
Si tomamos como ejemplo un snack salado, que la porción contenga 412 mg de sodio no nos dice mucho, pero si el %VD es 17, claramente vamos a saber que con ese alimento vamos a estar ingiriendo casi el 20% del total de sodio recomendado por día. Y eso, salvo que mi médico indique lo contrario, no quiere decir que no puedo darme un gusto. Sí significa que tengo que tener en cuenta durante el resto del día qué alimentos ingerir (como frutas y vegetales frescos, así como la cantidad de sal que le agrego) para así no superar la cantidad de sodio sugerido.
Por último, es importante identificar qué tipo de nutrientes contiene el alimento, que puede estar compuesto por carbohidratos, proteínas, materia grasa, fibra dietaria, minerales y vitaminas. Todos componentes que el organismo necesita, pero como se expresó anteriormente, en cantidades diferentes.
La información nutricional se aplica a los alimentos preparados y envasados listos para consumir. Los productos fraccionados que se comercializan como premedidos no tienen obligación de proporcionar esa información, pero, de todas formas, debemos prestarles especial atención si forman parte de nuestra dieta, considerando las porciones que consumimos de alimentos preparados en casa, así como la cantidad de azúcar, sal o grasa que le ponemos.
Es posible acceder a toda esta información simplemente leyendo las etiquetas de los alimentos, una práctica fundamental para poder entender qué estamos comiendo.
*/**Docentes de la carrera de Ingeniería Química del Instituto Tecnológico Buenos Aires (ITBA).
Producción: Silvina Márquez.