OPINIóN
Salir del estancamiento

¿Se puede evitar el pago de la "deuda"?

1-11-2020-Logo Perfil
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Días atrás el núcleo duro del kirchnerismo solicitó la suspensión de los pagos de la deuda. Tanto este sector como el propio ministro Martín Guzmán no pueden ignorar que, a pesar de nuestro subdesarrollo, todavía el Estado argentino dispone de grandes recursos, por ejemplo, las acciones de las ex AFJP valuadas en más de 30 mil millones de dólares, que, sin afectar a la ciudadanía, permitirían honrar la deuda durante este año y los próximos, con el gran beneficio de volver a ser atractivos para futuros empréstitos e inversiones.

Desde hace más de 40 años nuestro país no cancela la deuda externa, que se incrementó desde los u$s 3.276 millones iniciales en 1966 a los u$s 271.505 millones del 2020 (Indec), es decir, casi 100 veces más en 50 años.

Si durante estos 40 años no se canceló la deuda es lógico suponer que tampoco se pagará en el futuro, salvo que el Gobierno, los legisladores y los economistas observen que el actual clima contra los emprendedores debe ser cambiado por políticas que permitan inversiones y creación de emprendimientos. Estos factores son los únicos que generarán riqueza y empleos genuinos, elementos imprescindibles para el crecimiento, no sólo para cumplir con los pagos, sino para permitir a millones salir de la pobreza.

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Con un clima amigable para los negocios, nuestro país crecerá a tasas más que chinas, se atraerán fuertemente las inversiones del exterior y locales, aumentará la cantidad de empresas y el empleo privado crecerá al doble. Asimismo, la mayor demanda de trabajadores mejorará sus sueldos y la mayor actividad aumentará los ingresos fiscales, con lo cual se equilibrarán las finanzas públicas que eliminará la persistente inflación; por ende, se podrán bajar impuestos y se reducirá la pobreza al 5%, como lo fue antes de 1970.

No es una utopía: recordemos que 100 años atrás, Argentina, Estados Unidos y Gran Bretaña eran los tres países más ricos y desarrollados del orbe, al mismo tiempo que Brasil exportaba solamente café y cacao.

Por eso, cambiar el actual estancamiento por crecimiento es posible y fácil. Lo lograron otros países que no tenían nuestros antecedentes y recursos; por caso, Corea del Sur y Japón, al terminar la Segunda Guerra Mundial, estaban destruidos y sin recursos. Japón -una isla llena de volcanes, sin petróleo, minerales ni praderas- y Corea -sin personas capacitadas- hoy tienen un Producto Bruto per Cápita que más que duplica al nuestro y los sueldos triplican y quintuplican los nuestros.

Por su parte, Brasil, nuestro vecino latinoamericano, contaba en 2018 (Cepal) con casi 400 mil millones de dólares de reservas. Dicho año, recibió 65 mil millones de dólares de inversiones y en los últimos 20 años salieron de la pobreza 40 millones de personas. ¿Por qué? Porque cuenta con un ambiente atractivo para invertir y emprender y protege a los trabajadores sin atacar a los empleadores, gracias a lo cual crece hasta ser la séptima economía mundial.

Cabe, entonces, preguntar: ¿qué nos diferencia de esos países y en especial de Brasil? Para salir del estancamiento y volver a crecer, solo es necesario cambiar las actuales leyes laborales, que atacan a los empleadores, por verdaderos seguros de desempleo que protegen mejor a los trabajadores, ya que permiten elevar los niveles de empleo, disminuyendo la pobreza.

El empleo es el factor más importante del desarrollo económico y la solución a todos los problemas de la economía de los países. Con estos conocimientos, como señaló hace poco Mario Vargas Llosa, “los legisladores y gobernantes por primera vez en la historia de la humanidad pueden elegir que sus países sean pobres o desarrollados”.

*Empresario, miembro del Departamento de Política Social de la UIA y autor de Pleno Empleo.