OPINIóN
A un año de la unción de Alberto

Del TEG al TED

La estrategia de Cristina y la capacidad de articular de Alberto constituyeron un equipo electoral poderoso que se encontró enseguida con un desafío imprevisto: la pandemia

Alberto Fernandez con barbijo 20200515
Alberto Fernandez con barbijo | cedoc

Uno, el TEG, es un juego de mesa que se desarrolla sobre un planisferio de países reales e inventados para alcanzar el objetivo de conquista previamente asignado. Su nombre refiere a las tácticas y estrategias de la guerra. El otro, TED, refiere a un evento comunicativo que exige destrezas oratorias para explicar en un tiempo acotado asuntos relativos a la tecnología, el entretenimiento y el diseño. Hace exactamente un año Cristina aportaba la estrategia de poder y Alberto la tecnología electoral para derrotar al entonces presidente Macri. Como sabemos, lo lograron. La sorpresa fue el primer paso de ese triunfo. El contexto de desilusión y crisis aceleró las cosas. El Frente de Todos dio lugar a una diarquía en el mapa de la política nacional sin antecedentes. CFK admitía con su auto postulación a la vicepresidencia que su biografía era a la vez una base y un límite. El candidato Fernández aportaba la capacidad de articular alianzas para reagrupar la coalición exitosa del primer kirchnerismo. De los doce meses del mensaje en Facebook que presentó en sociedad a la fórmula, seis transcurrieron como oposición y otros tantos como oficialismo. Los primeros fueron fáciles, los segundos muy difíciles. Quienes repetían que el peronismo en el poder es acompañado por la suerte pueden ir archivando esa dudosa ley de hierro. Cuasi default, crisis social y pandemia nos recuerdan que la nacionalidad del Papa no es la de Dios. 

Estamos en problemas. En serios problemas. Hasta aquí los Fernández no presentan las fisuras que anunciaban algunos agoreros. Precisamente por lo grave de la situación que amalgama a los socios del gobierno. No hay albertismo a la vista por decisión del propio Presidente, porque el horno no está para bollos y porque el cristinismo hegemoniza hasta aquí los resortes de territorialidad y la conceptualización del oficialismo. El liderazgo político y el de gestión cooperan sin grietas porque, además, la otra grieta sigue vigente. Quizás el Coronavirus y la necesidad de articular medidas entre los ejecutivos de los tres niveles de gobierno pueda dar una sensación de unidad. Pero lo cierto es que las condiciones reales y ficticias que dieron lugar a las dos expresiones que hegemonizan la vida política de los últimos años siguen vigentes. Y probablemente luego del COVID lo estén más. Cuando la curva de la enfermedad (más tarde o más temprano) se aplane la economía también se habrá achatado. La mayoría perderá, aunque no en la misma proporción. Y cada cual tendrá su propio relato sobre la distribución de los padecimientos. Por sobre los escombros que deje el confinamiento y sus secuelas económicas y sociales se edificarán los próximos doce meses del poder. Mayo de 2021, tan distante en este eterno presente de cuarentena, estará teñido de clima electoral y sabor a plebiscito. Una nueva oportunidad para jugar al TEG y desarrollar las virtudes a las que invita el TED. 

*Economista. Ex presidente del Banco Provincia.

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