OPINIóN
37 AÑOS DE democracia

Un crecimiento económico mínimo

imagen default
| Cedoc

A 37 años del regreso de la democracia, podemos asegurar que uno de sus mayores logros es la recuperación de la posibilidad de expresarse de la ciudadanía, y una de las mayores deudas pendiente es la falta de capacidad para lograr una estabilidad macroeconómica que permita el crecimiento sostenido y, consecuentemente, la mejora de los indicadores sociales.

En este período el país registró una tasa de crecimiento de apenas el 1,6 por ciento anual, lo que implicó una mejora del ingreso por habitante en dólares constantes de solo el 0,4 por ciento por año, cuando a nivel mundial la mejora promedió el 1,5 por ciento anual. El bajo crecimiento se combinó con uno de los mayores niveles de volatilidad mundial, resultado de haber sido el segundo país en el número de años de caída en el nivel de actividad (16 años contra el récord de 18 años de Libia), a la vez de haber crecido más del 5 por ciento en 14 oportunidades durante este período.

El triste desempeño económico se asocia a una conducta compulsiva de los diferentes gobiernos por mantener elevados niveles de gasto público que superaron sus ingresos en 29 de los 37 años de democracia.

La recurrente necesidad de financiamiento y las dificultades para lograrlo ubicaron al país en un reducido grupo de naciones que comparten otros lamentables récords: desde el año 1983 la inflación superó el 200 por ciento anual, a la vez de haber llevado a cabo 4 reestructuraciones de deuda. A esto debemos agregarle la pesificación compulsiva y los congelamientos y confiscaciones de depósitos, entre otras estafas a quienes confiaron en el país.

La democracia, definida como el gobierno del pueblo, se interpretó en Argentina como el gobierno que otorga beneficios con fines políticos sin evaluar las consecuencias. Los sucesivos gobiernos buscaron el apoyo en las urnas intentando satisfacer todas las demandas populares de corto plazo sin importar la sustentabilidad o consecuencia de las medidas adoptadas.

Quienes accedieron al financiamiento y a precios elevados de las materias primas -generalmente asociado a la bonanza de los ciclos internacionales- son recordados como grandes estadistas, mientras que quienes se vieron obligados a poner las cuentas en orden son denostados por su falta de sensibilidad.

El aniversario 37 del regreso de la democracia nos encuentra en un país con un potencial fenomenal, pero fuertemente empobrecido. Con una sociedad que presenta un marcado carácter rentístico, a la vez que la política es percibida como una forma de ascenso social y el estado como un “botín de guerra”.

Decía Zygmunt Bauman citando a Václav Havel: “la esperanza no es un pronóstico, sino un arma que, junto con el coraje y la voluntad, deberíamos aprender a utilizar”. Los argentinos somos la causa de los problemas que enfrentamos en las últimas décadas, en nosotros debemos buscar la fuerza para revertirlos.

*Socio-Economista Jefe Arriazu Macroanalistas.