OPINIóN
Tabaco

Un veneno para la salud y el planeta

28_11_2021_logo_ideas_Perfil_Cordoba
. | Cedoc Perfil

Las estadísticas en nuestro país siguen siendo alarmantes. Según las últimas cifras, aportadas por el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), el 14% de las muertes en nuestro país son atribuibles al tabaco.

Es también preocupante que el 18% de los adolescentes de entre 13 y 15 años fumen diariamente, lo cual, como señala la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Jóvenes, podría ser atribuible a la acción de la publicidad encubierta de la industria tabacalera.

A pesar de que, entre 2005 y 2018, se registró en la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo una disminución del 25% en la cantidad de personas que fuman, aún contamos con un 22,5% de adultos que continúan haciéndolo. Además, uno de cada cuatro no fumadores refiere haber sido expuesto al humo de tabaco de otras personas en el hogar.

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A nuestro alrededor se encuentra presente el humo de tabaco de segunda mano, antes llamado tabaquismo pasivo, que se genera por la inhalación de sustancias tóxicas que sufre una persona al compartir un ambiente cerrado con un fumador. Además, también existe el humo de tercera mano, el cual se refiere a las partículas tóxicas que se depositan en lugares donde alguien fumó y que pueden causar daño a la salud horas o días después de que impregnaron el ambiente.

Durante la pandemia, el aislamiento y la preocupación por el contagio del covid-19 impulsó a muchos fumadores livianos y jóvenes a dejar atrás este hábito. Sin embargo, la disrupción en el acceso a los sistemas de salud, la ansiedad y el nerviosismo generados por la pandemia también llevaron a que muchos fumadores aumentaran el consumo de cigarrillo o no lograran dejarlo, a pesar de los intentos.

Como asegura la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, el 70% de las personas que fuman buscan dejar de fumar, son conscientes del daño que genera, pero son víctimas de la adicción. Sin embargo, si aprendimos que nuestros cambios de conducta pueden protegernos de un contagio infeccioso, lo mismo puede aplicarse al tabaquismo. Los intentos de dejar de fumar son exitosos si se realizan con apoyo de modificación conductual y de farmacoterapia adecuada.

Los beneficios se pueden ver inmediatamente, ya que disminuye la presión arterial, mejoran la función respiratoria, el olfato, la capacidad de concentración, disminuye la cefalea por la mañana. Además, los riesgos cardiovasculares disminuyen significativamente ya en los primeros días que la persona deja atrás este hábito.

Este año, bajo el lema “El tabaco envenena nuestro planeta”, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha elegido poner el acento en el daño que la industria tabacalera y el consumo de tabaco producen en el medio ambiente para conmemorar el Día Mundial Sin Humo, que se celebra todos los 31 de mayo. En su página web, reportó que 600 millones de árboles fueron talados para permitir el cultivo de tabaco y 84 millones de toneladas métricas de CO2 fueron emitidas a la atmósfera, lo que ha llevado a aumentar la temperatura global. También asegura que se han utilizado 22 mil millones de litros de agua para la fabricación de cigarrillos.

Dejar de fumar no es solo un beneficio directo para la salud, sino también para el medio ambiente. Sabemos que es posible. En la Argentina hemos visto cómo, a lo largo de estos años, las personas se alejan cada vez más de fumar, y con éxito.

*Jefe del servicio de Neumonología del Hospital Austral, docente de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral y vicepresidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.