Nací en una familia de clase media de origen español, con raíces republicanas y socialistas. Nunca nos faltó nada, pero tampoco nos sobró. La política me atrapó de chica, así que no fue sorpresa cuando decidí estudiar Ciencia Política.
Empecé estudiando en otra universidad porque la carrera no existía en la UBA todavía. Pero se creó al año siguiente, en 1985, y no dudé en cambiarme. Eran los años del regreso a la democracia y la primavera alfonsinista. La esperanza en la política como motor de cambio era enorme.
En la UBA estudié, me gradué, doy clases hace más de 20 años y soy directora de la Carrera de Ciencia Política desde 2015. La universidad me enseñó la mayoría de lo que sé, me abrió las puertas del mundo antes de que pudiera viajar y ahí conocí algunas de las personas más brillantes, que me acompañan hasta hoy.
Mi historia no es muy distinta a la de millones de argentinos y argentinas de mi generación. Pero sí, lamentablemente, es cada vez más distinta a la experiencia actual de muchos y muchas jóvenes.
Nuestras universidades están entre las mejores de la región. Pero cada vez acceden menos personas. Y las que llegan, lo hacen menos preparadas, por la crisis de la educación primaria y secundaria.
Sin pretender realizar en este artículo una propuesta exhaustiva, tenemos que repensar la educación en todos los aspectos:
- Abordar la situación de pobreza en que están millones de niños, niñas y jóvenes. La mitad de la juventud está en situación de pobreza y un tercio no termina el secundario. La situación que reflejó Toyota recientemente es tan lamentable como ilustrativa.
- Invertir más, pero también mejor. Terminar con el deprimente simulacro del que nos habla con crudeza Guillermina Tiramonti (https://www.lanacion.com.ar/opinion/en-la-argentina-la-ensenanza-publica-es-un-gran-simulacro-nid11082021/)
- Complementar la enseñanza en colegios y universidades con espacios de capacitación permanente para que los cambios cada vez más rápidos en el conocimiento no dejen sin vigencia lo aprendido.
- Actualizar planes de estudio y programas para poner la educación al día con los debates y saberes globales. Con perspectiva de género y una mirada ambiental.
- Generar puentes al desarrollo profesional y la salida laboral de las juventudes, para que la educación vuelva a ser motor de oportunidades, como lo era en la Argentina de antes.
Contra estos y otros desafíos me encuentro todos los días como profesora y directora en la UBA, y por ellos es que me decidí a dar el paso a la política.
Por una educación pública más inclusiva y moderna. Que brinde oportunidades a toda la sociedad; en particular a una juventud que está frustrada, que no encuentra oportunidades en el país y se resigna a buscarlas en otras regiones. Una educación que sea el motor de la generación de empleo y movilidad social que necesita la Argentina y que nos enorgullezca.
*Politóloga, profesora y directora de la Carrera de Ciencia Política (UBA) y precandidata a diputada nacional por Dar El Paso-Juntos.