Por encima de las vitrinas, grandes, doradas y brillantes, no dejan lugar a la confusión: las letras indican que en ese lugar se exhiben las deseadas piezas de relojería.
Con algo de descaro, la leyenda se alcanza a ver desde la vereda del Hotel Alvear. La estrategia –obviamente– apunta a ganar clientes, pero el domingo pasado provocó el efecto contrario: sirvió como carnada de “roleros”, las bandas dedicadas al robo de Rolex.
Contra los sofisticados mecanismos de seguridad, los autores usaron la audacia, el ingenio y una herramienta rústica pero efectiva: una maza. En 37 segundos rompieron dos vitrinas y se llevaron unos 140 mil dólares en relojes y alhajas.
"Se trataría de una misma banda que busca Rolex y que habría cometido otros robos en joyerías que no trascendieron. Tenemos entendido que ya están identificados", indicó un vocero de la joyería Santarelli, dueños de los Rolex robados. La Policía analiza una veintena de cámaras para dar con los ladrones.