Los restos del cabo Franco Ferraro (28), asesinado el viernes por delincuentes en Córdoba tras un golpe comando en el que se robaron 3 millones de pesos, fueron inhumados ayer. El último adiós se realizó ante familiares y vecinos en su localidad natal, San Carlos Minas.
Gigio, como conocían a la víctima, fue despedido en un salón municipal del pueblo cordobés de 1.800 habitantes.
Durante el velatorio, estuvieron presentes la plana mayor de la Policía de Córdoba, jefes de la Sección Especial Operaciones Motorizadas (donde se desempeñaba la víctima), agentes del grupo especial ETER y gran cantidad de vecinos que fueron a despedir al joven.
Francisco “Quico” Ferraro, comisario retirado de la Policía de Córdoba, recordó entre lágrimas a su hijo Franco y dijo que “quería que fuera otra cosa” y no que trabajara en la fuerza. “Gigio estaba estudiando Ciencias Naturales, pero decidió ingresar a la fuerza y finalmente lo apoyé hasta el día de ayer”, se lamentó.
Conmocionado y en medio del dolor, agregó: “Como hijo era un excelente chico, un joven muy honesto, muy sano, muy responsable. Era un flor de hijo, como los otros tres que tengo”.
En tanto, el secretario de Seguridad de la provincia, Diego Hak, confirmó que una de las armas secuestradas a los asaltantes pertenece a una de las 67 unidades que fueron robadas de la Jefatura de la Policía de Córdoba en mayo de 2015.
El robo fue cometido alrededor de la una de la madrugada del viernes en un edificio ubicado en Rondeau 84, adonde unos siete ladrones ingresaron a un departamento del séptimo piso en momentos en que se encontraba una pareja dedicada a la administración de consorcios. Al salir se produjo un enfrentamiento con la policía. Ferraro y dos ladrones terminaron muertos. El resto de los delincuentes siguen prófugos y son intensamente buscados.