POLICIA

El caso de gatillo fácil y las amenazas policiales que enfurecen a Balvanera

Jon Camafreita tenía 18 años y lo mató un agente en un supuesto "forcejeo". Los familiares denuncian amenazas. Fotos.

Jon Carlos Camafreita tenía 18 años y vivía con su familia en Once.
| Cedoc

Efectivos de la Policía Federal Argentina se enfrentaron ayer con un grupo de vecinos del barrio porteño de Balvanera, supuestamente por un asado callejero. Hubo nueve detenidos, uno menor de edad, y ocho heridos, tres de ellos policías. Pero la pelea es sólo una parte de un caso más grande, el de Jon Carlos Camafreita, una historia de gatillo fácil, amenazas policiales y desinteligencias gubernamentales.

Jon Carlos Camafreita tenía 18 años y vivía con su familia materna en Once. Era fan del reggaeton, trabajaba en un restaurant de sushi por las noches, colocaba cortinas por la tarde y estudiaba para hacer servicio técnico de celulares. La noche del 21 de enero fue con sus amigos a la plaza de Independencia y Sánchez de Loria. La policía acudió al lugar por una supuesta pelea entre bandas, sin relación con ellos. Jon se retiraba cuando Martín Alexis Naredo, cabo de la comisaría 8va, le dio la voz de alto. El joven no se detuvo y el agente le disparó en la nuca. Jon murió tras cuatro días de agonía en el hospital Ramos Mejía.

El cabo Naredo sigue libre. Ante la justicia declaró que forcejeó con Jon y se le cayó el arma, que ambos intentaron agarrarla, que no recuerda quién la agarró y que en un nuevo forcejeo "se disparó". Luego no recuerda nada más.

El juez a cargo de la causa le dictó falta de mérito "a pesar de que no hay duda de que es suya el arma y de que hay evidencia bastante clara de que, en el momento de recibir el disparo, Jon estaba en el piso", explicó a Perfil.com María del Carmen Verdú, integrante de la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), que patrocina a la familia de la víctima en la causa.

Pero el caso no quedó ahí. La familia de Jon comenzó a manifestarse por el barrio en reclamo de Justicia. El 15 de enero, a la madrugada, patrulleros de la comisaría 6ta y 8va acudieron a la casa familiar. "Nos dijeron: 'no pidan más Justicia porque la Justicia somos nosotros'", relató Jesús Castro, prima de Delia Castro, la madre de la víctima. La visita policial derivó en una gresca que terminó con la familia refugiada en su vivienda.

La familia acudió al Ministerio de Seguridad de la Nación, encabezado por Nilda Garré, que ordenó a Gendarmería custodiar su casa y realizar pericias sobre homicidio. La clave en el caso sería la gorra de Jon, que probaría si efectivamente le dispararon cuando estaba en el piso y a quemarropa, dijeron fuentes judiciales a Perfil.com.

La custodia de gendarmería debía permanecer en el lugar durante 20 días hasta el 9 de febrero, pero se retiraron el 6. Al día siguiente, volvieron las amenazas: Sabrina Castro, hermana de Delia, fue con sus hijos de siete y un año a la plaza de México y Saavedra. Allí, cinco policías la abordaron, la tiraron al piso y la agredieron. También intentaron tomar a sus hijos, que se refugiaron con una vecina del barrió, contó Jesús Castro.

Los vecinos de México y Saavedra, muchos de ellos conocidos de Jon, realizaban el famoso asado en la calle cuando vieron lo ocurrido y salieron a defenderla. Otros 15 patrulleros acudieron al lugar. También llegaron Delia Castro y sus familiares en defensa de Sabrina. La represión fue brutal, según los testigos, y terminó con nueve detenidos y ocho heridos, tres de ellos policías. "Las personas que atacaron al personal policial no tenían motivo alguno para hacer lo que hicieron", explicó un jefe policial al diario La Nación. "No les dieron la voz de alto, fueron directamente a pegar", comentó Jesús Castro a Perfil.com.

Los nueve detenidos se repartieron entre las comisarías 6ta, 8va y 9na. Entre ellos estaba Delia Castro, golpeada e incomunicada, que sigue reclamando por el asesinato de su hijo. Esta mañana volvió la custodia de Gendarmería a la puerta de su casa. Perfil.com se comunicó con el Ministerio de Seguridad de la Nación para consultar, entre otras cosas, por qué la custodia se había retirado antes de lo previsto y de los incidentes. No hubo respuesta.

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