El espanto se adueñó de la ciudad de Junín. En medio de la conmoción y la ira que despertó el brutal asesinato de Karen Campos (17), los vecinos volvieron a salir a las calles ante un nuevo hecho de violencia extrema: el crimen de Olga Aída Acedo (72), la maestra jubilada que este viernes apareció degollada en su casa.
Dos asesinatos en apenas seis días alcanzaron para provocar una crisis de seguridad que dejó sus primeras secuelas: el relevo del comisario mayor Walter Pelle, el máximo jefe de todos los policías que prestan servicio en Junín, y uno de sus principales subalternos y responsable de la calle, el comisario mayor Marcelo Arigüel.
Ayer la ciudad amaneció blindada. Cerca de 600 hombres de distintas reparticiones rodearon los edificios históricos en la plaza principal, donde el jefe de la fuerza, el comisario general Hugo Matzkin, llegó a mostrarse en público para que no quedaran dudas acerca de la intervención que sufrió la policía local. Matzkin encabeza un comité de crisis junto a otro alto jefe policial, el comisario general Omar Nasrala, a cargo de todas las Direcciones de Investigaciones.
Desde el lunes pasado el paisaje del pueblo cambió radicalmente. Los gravísimos incidentes registrados hace una semana movilizaron a 350 efectivos que llegaron con un doble objetivo: evitar un nuevo foco de conflicto y reforzar las tareas de prevención.
La situación parecía controlada hasta el viernes último, cuando un llamado desesperado de una mujer, que acababa de encontrar a un familiar muerto, realimentó el estado de crisis e inseguridad reinante en la ciudad.
El asesinato de Acedo obligó al ministro de Justicia y Seguridad de la Provincia a dar un golpe de timón. Además de relevar a las principales autoridades decidió enviar más efectivos. Entre la noche del viernes y la mañana de ayer arribaron otros 250 hombres, pero ahora marcados de cerca por las máximas autoridades de la Bonaerense.
Sin embargo, en la última movilización los vecinos volvieron a pedir el desembarco de Gendarmería Nacional. Una versión indicó que Nilda Garré había acordado enviar 200 gendarmes, pero fue el propio intendente de la ciudad, Mario Meoni, el que ayer se encargó de desmentir todo.
Misterio. El asesinato de Karen Campos, la kiosquera muerta a tiros en un robo, fue esclarecido en cuestión de horas. Después del estallido social la Policía anunció la detención de un menor de 17 años –ayer fue procesado con prisión preventiva–, y dos días más tarde fue capturado el homicida, Juan Carlos Ledesma, un joven de 23 años que, acorralado por las pruebas reunidas, terminó confesando el crimen.
El caso se había cerrado. Y con ello todo parecía volver a la normalidad. El asesinato de Acedo sorprendió a todos. Por varias razones: la cercanía con el otro homicidio y los interrogantes que todavía despierta su muerte.
La jubilada apareció degollada en su pieza, acostada en la cama junto a la hija de 2 años de su sobrina, que fue rescatada sana y salva. Lo que se cree es que uno de los asesinos entró en su domicilio por la claraboya del baño y segundos después le abrió la puerta a un cómplice. En la casa no había muchas cosas de valor. La mujer había cobrado 3 mil pesos de su jubilación y lo que se sospecha es que los autores fueron en busca de ese dinero.
Según fuentes policiales, la principal línea de investigación sigue siendo la de un robo que terminó mal, aunque en las últimas horas comenzaron a analizar otras pistas. En un pueblo que todavía no supera el espanto del crimen de Karen, la teoría de un asesino suelto que roba y mata es una pesadilla que durará hasta que los investigadores consigan resolver este caso y encerrar a los verdaderos responsables. Mientras tanto la estrategia oficial es inundar la ciudad de policías.
"Encuentren al asesino". La familia de la maestra jubilada pidió a la Justicia que encuentre al asesino, en un reclamo desesperado. Hasta el momento no hay ningún detenido y la ciudad se pobló de policías.
La víctima identificada como Olga Aída Acedo, de 72 años, fue velada en la noche del viernes en una ceremonia íntima y en la mañana de ayer, el cuerpo fue llevado a la morgue judicial del cementerio de Junín. Allí quedará por dos días por orden del fiscal que está a cargo de la causa, Javier Ochoaizpuro.
El fiscal solicitó ese tiempo con el fin de disponer del cuerpo en caso de que en las próximas horas se necesite efectuarle nuevos peritajes. La familia de la víctima informó que lo cremarán, una vez que sea liberado.
Después de conocerse la noticia de la muerte de Olga, los vecinos de la mujer marcharon hasta la Municipalidad. Pero los familiares de la víctima destacaron que no participarán de las movilizaciones. “Lo único que queremos es que encuentren al asesino”, dijo Daniela, sobrina de la mujer.