Hace dos meses el gobierno provincial puso en marcha en la ciudad de Santa Fe la Policía Comunitaria, capacitada para la mediación y resolución preventiva de conflictos. Pero al poco tiempo de implementarse, distintas voces sostienen que la medida es poco efectiva y que no alcanza para frenar la imparable ola delictiva y de violencia.
La experiencia de la Policía Comunitaria en Rosario es incipiente, pero la experiencia en la capital de Santa Fe está en funcionamiento desde hace dos meses y puede servir de antecedente a lo que pueda pasar en la ciudad más importante de la provincia.
Si bien desde el gobierno adelantaron a Perfil.com que hay encuestas en donde se refleja un alto grado de aceptación por parte de los vecinos del barrio santafesino Barranquitas, otras voces sostienen que esta fuerza no es un aporte significativo para el control de la delincuencia.
"Es una burla. Lo único que hacen es dejarte el número de teléfono para que ante cualquier cosa que necesites se lo comuniques. Pero lo que necesitamos es patrulleros en los barrios, no en las avenidas preguntando qué necesitamos. Si ya saben… necesitamos seguridad", dice indignada Norma Castaño, vecina de la ciudad de Santa Fe e impulsora de la ONG Madres Solidarias.
Norma fue quien denunció el funcionamiento de una red de narcotraficantes que operaba en la capital provincial, que terminó con la detención del por entonces Jefe de la Policía santafesina, Hugo Tognoli.
Una de las características que tiene este nuevo cuerpo de proximidad es "mejorar la relación entre la policía y la ciudadanía y la percepción de esta respecto al servicio", detalló a este medio el secretario de Seguridad provincial Matías Drivet. Frente a esta peculiaridad, las críticas no se hicieron esperar.
"Lo que la gente necesita no son psicólogos uniformados, es patrullaje preventivo y más efectivos en las calles", dijo a Perfil.com el diputado justicialista Héctor Acuña, presidente de la Comisión de Seguridad de la Cámara baja provincial. El legislador fue más allá e insistió en la falta de un plan de seguridad integral y afirmó que "con una policía corrupta, no hay estructura que se sostenga".
Apoyo en zonas críticas. El sureño Las Flores es el primero de los barrios rosarinos que contará con esta nueva experiencia policial. Es la misma zona de la ciudad que vio nacer a la banda narcocriminal Los Monos hace más de una década.
Hoy, el nivel de delincuencia que allí se vive es preocupante y por ello desde el Ministerio de Seguridad alegan que aquí se trabajará en "coordinación conjunta" con otras fuerzas, como Gendarmería.
"Poner 40 efectivos en el barrio Las Flores no es una respuesta", polemiza el concejal rosarino Diego Giuliano, quien está al frente de la Comisión de Seguridad del Concejo Municipal, en diálogo con este portal.
"Con más de una muerte por día no puede pensarse en pequeños logros que reduzcan el delito. Han dejado entrar la droga en toda la ciudad y se ha construido así un mercado de 2.000 millones de pesos. Hay que perseguir las economías del delito y seguir las causas de lavado de dinero", arremetió el edil.
Policía sin control. Los nuevos agentes recorrerán las calles armados y contaran con un teléfono celular para estar en contacto directo con los vecinos. Tienen asignadas zonas muy pequeñas y trabajarán solo en horario diurno (horario comercial). Además cobrarán un plus salarial teniendo en cuenta "una intensidad de servicio y una calidad de trabajo", aseveró Drivet.
El temor es que estos "privilegios" hacia los policías comunitarios generen internas en el seno del cuerpo, que ya está seriamente cuestionado. Fue el mismísimo procurador general de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe quien reconoció días atrás que "hay un problema político de conducción de la fuerza" y pidió un 'Nunca Más' contra la "corrupción narcopolicial".
(*) Especial para Perfil.com | En Twitter: @MarianaBelenB