La marcha se tiñó de violeta y una vez más se gritó “Ni una menos”. Detrás de una bandera con esa consigna se encolumnaron familias enteras, víctimas de casos de violencia de género, y familiares de mujeres que fueron asesinadas en los últimos años. Hubo suelta de globos negros y máscaras blancas en homenaje a las víctimas.
En la multitudinaria convocatoria hubo banderas de reivindicaciones históricas del movimiento feminista, como la legalización del aborto. También otras que hacían referencia a luchas más recientes como el reclamo de libertad para Eva Analía “Higui” de Jesús, de 42 años, detenida desde octubre de 2016 por matar a un hombre mientras intentaba zafarse de una patota que quería abusar de ella por su orientación sexual.
En el cierre del acto, las activistas del colectivo leyeron un comunicado: “Todos los días una mujer, una niña, una travesti aparece muerta. El patriarcado se sostiene con esa violencia sobre nuestros cuerpos. Las enormes movilizaciones que gestamos, que atravesaron nuestro país y el continente con el grito ‘Ni una menos’, fueron la voz de nuestro hartazgo: basta de violencia machista, basta de complicidad estatal”.
Para las periodistas e impulsoras de la movilización, el balance, a dos años de la primera marcha, “es triste”. Hablan de mayor conocimiento de los derechos de las mujeres pero de una “desprotección por parte del Estado” para las que están inmersas en la violencia de género. Además destacan la falta de presupuesto y “de un interés genuino del Estado” por erradicar este flagelo.
“El acceso real de las víctimas a la Justicia mediante fiscalías y comisarías con personal capacitado con perspectiva de género sigue siendo una utopía. La misoginia continúa enquistada en todos los estratos del Poder Judicial, increíblemente aún en algunas fiscalías especializadas en violencia de género”, describieron en el documento que convocaba a la marcha. “El patrocinio gratuito, si bien ya es ley, no se instrumentó”. Además denunciaron que “nunca se presentó el registro único de femicidios prometido por el Poder Ejecutivo”
anunciado tras la primera movilización por Ni Una Menos en 2015, en respuesta al crimen de Chiara Páez (14) en la localidad santafesina de Rufino en manos de su novio. “Hoy la Argentina continúa sin datos oficiales que permitan realizar una sistematización y un estudio consistente de los femicidios a nivel federal”.
También se reclamó que “muchísimas escuelas carecen del Programa Nacional de Educación Sexual Ontegral (que es ley desde 2006) y que es esencial para educar a las nuevas generaciones en una cultura libre de violencia machista”.