El dueño de la joyería del centro porteño donde la semana pasada fue asesinado por ladrones un tallerista de ese rubro murió ayer arrollado por un subte, en lo que la policía considera inicialmente un suicidio, informaron fuentes policiales. No obstante, la Justicia trata de esclarecer el episodio, y en tal sentido la investigación fue caratulada "averiguación de suicidio".
El hecho ocurrió hoy a las 9.10 en la estación Callao de la línea B de subtes y la víctima fue identificada como Rodolfo Chaimowicz, dijeron los voceros policiales. En ese momento, cuando llegaba la formación "R" del tren, el hombre cayó a las vías y fue arrollado por el convoy, tras lo cual su cadáver quedó debajo del penúltimo coche, precisaron las fuentes.
Los voceros añadieron que "según testigos y el conductor, el hombre se habría arrojado al paso del tren", ante lo cual se inició una investigación por "averiguación de suicidio". Dijeron también que justamente hoy el hombre tenía que presentarse ante la Fiscalía para declarar por la tragedia de la semana pasada.
Asimismo, las fuentes de la Policía Federal revelaron que Chaimowicz "habría tenido una personalidad con rasgos depresivos y habría estado en tratamiento psiquiátrico desde hace varios años, por lo que se maneja la hipótesis de un posible suicidio a partir del episodio reciente que habría actuado como detonante".
Chaimowicz era dueño de la joyería de la calle Libertad donde el martes de la semana pasada entraron ladrones que golpearon a su hijo y mataron de un balazo a su amigo, el tallerista Gago Sarkisian, de 50 años, quien habría tratado de intervenir cuando vio que se estaba cometiendo un ilícito. En el mismo episodio fue herido un policía.
El hecho ocurrió a las 14 en una joyería de Libertad 318, entre Corrientes y Sarmiento, donde dos hombres que se movilizaban en una moto se detuvieron frente al comercio e ingresaron armados. Los sujetos le pegaron un culatazo en la cabeza al hijo del dueño y también redujeron a un cliente y a dos empleadas. Luego obligaron a las víctimas a bajar al subsuelo del local, donde las dejaron encerradas.
Pero cuando estaban robando, el joyero tallerista Sarkisian, que tiene su comercio en la misma cuadra y se dedicaba a la fabricación y reparación de alhajas de plata, pasó por el frente del local y advirtió la presencia de los malhechores.
El hombre le avisó a un agente de la comisaría 3ra. que estaba cerca y entonces fue a la joyería. Allí dio la voz de alto pero fue atacado a balazos y cayó herido. Cuando vio lo que pasaba Sarkisian entró al negocio para auxiliar al agente pero fue baleado por los delincuentes, que escaparon. El joyero tallerista murió en un hospital. Al día siguiente los comerciantes del barrio protestaron para reclamar más seguridad.
Fuente: DYN