Los testimonios que se escucharon esta semana en el juicio oral y público que se sigue por el secuestro y la desaparición de Marita Verón carecieron de la crudeza de los brindados por Andrea R. y Fátima M. días atrás, pero no dejaron de ser perjudiciales para los principales imputados, que a través de sus defensores solicitaron que los mismos fueran declarados nulos, argumentando negligencias procesales que, a la hora de ser evaluadas por el tribunal, no fueron tenidas en cuenta. Este jueves fue el turno de Cintya Vanesa Gómez, otra víctima de las redes de trata tucumanas.
Gómez tenía 18 años cuando, atraída por un aviso clasificado publicado en el diario La Gaceta, se aventuró a viajar junto a una amiga a la provincia de La Rioja para trabajar en la wisquería riojana El Desafío, propiedad de José Chenga Gómez, acusado de tener en cautiverio a Marita Verón. Al llegar al lugar, le dijeron que debía prostituirse, si aspiraba a regresar algún día a Tucumán. “Al principio me negué, porque había sido engañada, pero luego no me quedó más remedio que hacerlo”, confesó ante el tribunal.
Reconocimiento. La declaración de Cintya, que había sido severamente cuestionada por el abogado del Chenga Gómez por tratarse de una testigo nueva, alcanzó su pico de máxima tensión cuando la testigo reconoció entre los imputados a Azucena Márquez como la mujer que respondía al nombre de doña Claudia y regentaba el prostíbulo: “Ella tenía carácter fuerte, siempre nos maltrataba y nunca podíamos hablarle”.
En el relato, la testigo contó que la única forma que tenía de regresar a Tucumán era prostituyéndose, ya que en El Desafío la obligaron a hacerlo para pagar la deuda que habían ocasionado su viaje desde Tucumán: “Cuando me quise negar, me di cuenta que iba ser peor para mí, ya que si no trabajaba me sancionaba con una multa y la deuda se me agrandaba, así que decidí someterme a las reglas de la casa, para que mi calvario durara lo menos posible, y así después de un mes pude recuperar la libertad”.
Durante su testimonio, Gómez precisó que en El Desafío se prostituían alrededor de 30 chicas, de las cuales gran parte de ellas eran menores de edad y de nacionalidad brasilera: “Unas cuantas tenían el privilegio de salir una vez a la semana para hacer compras en el centro riojano, pero siempre custodiadas, para evitar que se escaparan. Otras en cambio, eran dejadas en el prostíbulos por sus maridos, que las obligaban a trabajar, para saldar deudas que ellos habían contraído”.
Testigo clave deprimida. Las expectativas de esta semana estuvieron puestas en lo que debería haber sido la declaración de la testigo protegida Blanca V., que evitó presentarse en la sala de audiencia, argumentando un fuerte estado depresivo, por lo que el tribunal ordenó enviar un perito forense para examinarla y determinar cuándo estaría en condiciones de declarar.
Las audiencias continuarán el próximo martes y según estiman en la justicia tucumana se podrán extender hasta el mes de setiembre, debido a la gran cantidad de testigos que todavía quedan por presentarse en el estrado. De hecho, la Corte provincial ya dio su anuencia para que durante la feria de julio el proceso continúe desarrollándose sin interrupciones.
(*) Especial para Perfil.com