Los cuerpos que fueron prendidos fuego en el interior de la Villa 31 Bis de Retiro todavía no pudieron ser identificados, pero los investigadores del caso pudieron determinar que las víctimas fueron asesinadas en otro sector del asentamiento.
El dato surgió del informe preliminar de las autopsias realizadas a los restos de dos jóvenes y una mujer, que indica que estaban muertos cuando fueron rociados con combustible en un carro de cartonero.
Los detectives siguen la pista de tres presuntos narcos peruanos que habrían sido vistos por un testigo, cuando empujaban el carro cerca de las 3.30 de la madrugada del viernes pasado, poco antes de que los vecinos reportaran el incendio en la manzana 103, cercana a las vías del ferrocarril y a la cuadrilla de mantenimiento eléctrico que tiene el barrio.
Los sospechosos estarían vinculados a una de las bandas narco que domina la zona: la que lidera César Morán de la Cruz. “El Loco César”–como lo conocen todos– está detenido desde 2011 por una serie de crímenes ocurridos en el asentamiento de Retiro, pero seguiría manejando el negocio desde su celda y con la ayuda de familiares y viejos laderos. Desde hace varios años que la banda de “El Loco César” disputa el control del negocio con otras organizaciones, como la que presuntamente responde a Alionzo Rutillo Ramos Mariño, alias “Ruti”, y Francisco Fouz Acosta, alias “Tarzán”, y líder de Los Sanpedrinos.
Los tres están detenidos, pero sus soldados siguen con el negocio de la droga.
En principio, todo indicaría que los crímenes fueron ejecutados en otro sector de la Villa 31 que los pesquisas buscan determinar. “Es un barrio complejo, donde también hemos tenido homicidios vinculados con disputas por la ocupación de viviendas. No descartamos ninguna hipótesis”, aseguró una fuente vinculada a la investigación.
Respecto a las víctimas, los pesquisas sospechan que también tendrían relación con el negocio de la droga. La hipótesis principal apunta a una venganza narco. De hecho, sospechan que no sería casual el lugar que los asesinos eligieron para prender los cuerpos. “Está claro que buscaban dar un mensaje”, aseveró el mismo vocero. Para que la causa pueda avanzar es clave poder identificar a las tres víctimas. No será fácil. Como suele ocurrir en la mayoría de los crímenes mafiosos, muchos testigos –y hasta familiares– temen declarar por temor a sufrir una represalia de estos grupos que imponen su liderazgo a fuerza de tiros y sangre.