Al promediar esta semana y cuando el diálogo comenzó a esmerilarse entre el Gobierno y el campo, junto con el disconformismo de los técnicos del ruralismo ante la falta de respuestas oficiales concretas, la Mesa de Enlace pareció llamarse a sosiego y puso manos a la obra para lanzar una convocatoria que encaminara a los hombres del campo, junto con la sociedad toda, para rezarle a la Virgen de Luján por la paz del país y del castigado agro nacional.
Así, mientras en la superficie comenzaron a aparecer declaraciones encendidas de parte de los especialistas alineados en las filas gremiales del campo, los dirigentes se mostraron casi serenos y dispuestos a buscar, en la oración, una actitud superadora de tanto "fraude y mentira", como el que exhiben los anuncios oficiales, según dejaron trascender en reuniones empresariales estratégicas.
Claro que no todo es como parece y, a pocas horas de la manifestación de fe que tendrá a Luján como escenario y a los integrantes de la Mesa de Enlace como oradores, luego de compartir la santa misa, distintos puntos del país se están transformando en un campo minado. Allí es donde miles de productores autoconvocados siguen esperando que el nucleamiento otorgue el "placet" que necesitan para concretar el tractorazo que vienen anunciando desde hace un mes, para llegar al Obelisco el 6 de noviembre, como muestra de repudio ante la falta de respuestas oficiales.
Por el momento no lo lograron y, más allá de la organización del encuentro del domingo, los popes del campo dejaron trascender, como al pasar, que no respaldan esa movida chacarera. Dicen que no es el momento indicado para desembarcar en medidas de fuerza de esos kilates, que tendría visos de "pueblada".
Por el momento, los impulsores de la protesta bajaron el perfil del pedido de autorización y decidieron esperar hasta el lunes, para hablar nuevamente del tema con los popes de la Mesa. La cuatro líderes ruralistas, por su parte, prefieren esperar unos días más y, en lo posible, después de que el Gobierno justifique los cálculos erróneos que difundió el viernes en el Censo Nacional Agropecuario.
Los datos revelados en esa estadística, que debería haberse realizado en 2007, están plagados de falencias, según los analistas sectoriales, debido a que, al llevarse a cabo en 2008, previo al "no positivo" que derrumbó las retenciones móviles y cuando el conflicto con el campo estaba al rojo vivo, muchísimos productores, según técnicos del INDEC, se negaron a cooperar con el informe y no proporcionaron los datos que se necesitaban.
No obstante, las cifras del cuestionado organismo revelan la estrepitosa caída que sufrió el sector agropecuario, contrastando información con el último reporte que se difundió en 2002, aunque los números sean inferiores a las reales.
El campo cayó en picada mucho más profundamente que los números que muestran las estadísticas oficiales y urge implementar políticas que ayuden a remontar la crisis, además de "jerarquizar", de verdad, las decisiones que se adopten para el sector.
Quizá con esta cruzada religiosa, los hombres del campo intenten dejar en claro, también, que necesitan saber cuál es la autonomía de vuelo que el más alto poder político le otorgó a Julián Domínguez, una vez que el funcionario también comprenda que la severidad de la crisis sectorial necesita mucho más que tertulias semanales para ponerse de pie y volver al ruedo.
Por el momento, no hay nuevos encuentro acordados para seguir abordando la problemática ruralista. El campo quiere respuestas y, como primera medida en la semana que se inicia, pedirán fortalecimiento de fe a la Virgen de Luján, en otro intento por restaurar las grietas que se abrieron nuevamente con el Gobierno. En pocos días, cuando finalice el mes de "tregua" que la dirigencia decidió como virtual luna de miel con las nuevas autoridades, definirán el devenir de este cuadro de situación. Este que, por ahora, los lleva a pensar que mientras están "a Dios rogando", no pueden olvidar la segunda línea del refrán: "pero con el mazo dando".
(*) Agencia DYN