En su primer año como alcalde, Horacio Rodríguez Larreta demostró que va por la diferenciación. Si bien fue jefe de Gabinete porteño y eterno empleado del mes de Mauricio Macri, ahora Rodríguez Larreta busca consolidar su camino. Entre los contrastes que ya se perfilan entre ambas administraciones se destaca el ritmo acelerado de las privatizaciones y concesiones de espacios públicos. En un año, Larreta ya autorizó la privatización del 60% de las hectáreas que Macri cedió a lo largo de ocho años.
Según un informe de la ONG Observatorio del Derecho a la Ciudad, Macri privatizó el equivalente a 174 manzanas. Lo hizo desde 2007 hasta 2015. Vía decretos y leyes (en muchos casos, con el voto del FpV), autorizó numerosas ventas: 32 inmuebles, lotes de la traza de la ex Autopista 3, tres predios de Catalinas Norte y el Edificio del Plata. Además, concesionó un sector del Parque Jorge Newbery de Palermo y 45 hectáreas del Parque de las Victorias, en Lugano, con destino de club de golf.
A mayor velocidad que Macri, su sucesor tercerizó casi 110 hectáreas públicas en el lapso de 12 meses. Rodríguez Larreta creó por ley la Agencia de Bienes (una especie de inmobiliaria estatal) y autorizó la venta de parte del club Tiro Federal (17 hectáreas). Y aprobó la privatización de unas cuarenta manzanas del Parque de la Ciudad, en Villa Soldati, vecinas al lugar donde se realizarán los Juegos de la Juventud.
También en el sur, el larretismo votó recortar una franja del autódromo (más de cuarenta hectáreas) para instalar un polo automotor, con restaurantes, talleres y negocios “tuercas”. A esa tercerización se suman la concesión de una plaza-shopping en Colegiales, la privatización de algunos espacios bajo autopistas y una parte de Punta Carrasco, según el relevamiento.
“Usan la privatización y el endeudamiento para financiar grandes obras: urbanización de villas y obras vinculadas al transporte. Pero la planificación urbana no debería estar sometida al negocio inmobiliario”, opina el abogado Jonatan Baldiviezo, titular del Observatorio.
Desde el gobierno porteño plantean que la generalización hace perder de vista que cada venta o concesión cuenta con una justificación válida. El larretismo calcula que un 40% de la Capital, ubicado principalmente en el sur, no está consolidado.
En La Boca, un grupo de vecinos está en alerta. El gobierno de la Ciudad planea vender una parte del terreno público donde funciona la Asociación Catalinas Sur (entre Brasil y Azopardo), en el que hay un quincho, pileta, cancha de fútbol y espacios verdes. Ahí el oficialismo proyecta la construcción de dos torres. A pocos metros, sobre una parte del club de tenis Darling (próximo a cumplir cien años), el oficialismo pretende reemplazar el paisaje verde por tres edificios.