La historia personal del padre Juan Carlos Molina, flamante titular de la Sedronar, permite hacer un paralelismo con el nuevo equilibrio de poder que se vive en la Casa Rosada: su vida y obra tiene como centro de atención las provincias de Santa Cruz y el Chaco. En la primera se transformó en cura de referencia para los Kirchner y en la segunda se acercó al nuevo jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. Su designación y el rol que llevará al frente de la secretaría, de todas formas, es todavía un misterio.
En un principio, se dijo que su nombramiento debía ser leído como una nueva concesión a la Iglesia. Sin embargo, diferentes voces eclesiásticas salieron ayer a definir que debía ser entendido como algo hecho “a título personal”. “No vaya a ser que la Iglesia ahora quede como responsable de la lucha contra el narcotráfico”, analizó un conocedor del mundo de las sotanas.
“El padre Molina, quien continúa perteneciendo a la diócesis de Río Gallegos y mantiene el vínculo con su obispo y su clero, asume esta tarea a título personal, por la larga experiencia que tiene en el campo del trabajo con jóvenes que han caído en el flagelo de la droga, pero no lo hace ni en nombre ni en representación de la Iglesia Católica”, indicó el Obispado de la capital santacruceña. Monseñor Jorge Lozano, por su parte, sostuvo que es “una designación que brota del propio Poder Ejecutivo”. “No se le ha pedido sugerencia ni opinión ni parecer” a la Iglesia, aseveró el obispo de Gualeguaychú en declaraciones a Radio Mitre.
El padre Molina, además, no es precisamente un hombre que haya cultivado buenas migas con la conducción de la curia. “Absolutamente” involucrado con el proyecto kirchnerista (como él mismo reconoce en Twitter), apoya todas las iniciativas que enfrentaron al Gobierno y la Iglesia en los últimos años, como el matrimonio igualitario, identidad de género o fertilización asistida. Además, reconoce estar identificado con los Curas en la Opción Preferencial por los Pobres, un grupo de religiosos críticos de los postulados de la Conferencia Episcopal Argentina. En Santa Cruz, donde afianzó su amistad con Alicia Kirchner, de quien es asesor ad honorem, estuvo enfrentado al obispo Juan Carlos Romanín, de buena relación con Jorge Bergoglio.
El rol que va a desempeñar en su flamante cargo también esconde polémicas. Su desembarcó en la secretaría ya dejó varios heridos, que aspiraban a asignarle mayor rango al ente. “Me parece que van a trozar el organismo y dedicarlo a lo asistencial. En ese andarivel, toda la plata del mundo no alcanza”, confió una fuente vinculada a la Sedronar. El propio Capitanich reconoció el viernes, cuando lo designó, que “en el aspecto del tratamiento, del rescate social que demandan las drogas, estará el padre Molina y en la represión del narcotráfico el secretario de Seguridad, Sergio Berni”. Así, la Secretaría para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico perdería terreno en la segunda parte de su razón de ser.
Por su trabajo social, Molina recibió el apoyo del padre Pepe Di Paola, reconocido por su trabajo en villas de emergencia. “Por referencias sé que Molina es un cura que viene haciendo mucho trabajo de base para la reducción de la demanda”, expresó. Y agregó: “Mi visión es positiva, porque creo que puede ayudar a la prevención y recuperación del territorio”. Molina tiene en sus antecedentes varias polémicas. En 2006, en Santa Cruz se hizo conocido por intentar mediar en un conflicto petrolero que mantuvo en vilo a la provincia, pero su intervención duró poco y nada. En ese momento, le pusieron el mote de “padre coraje”. En el Chaco, donde también instaló una sede de su fundación Valdocco, quedó marcado por un viaje que realizó junto a Capitanich a Haití (donde también llegan los trabajos de su fundación). Ese viaje despertó polémica porque se acusaba al gobernador de haberse ido con sus hijas de vacaciones a Panamá con el avión oficial, pero el aseguró que a último momento se agregó una visita oficial a Haití.
