—Siempre me conmueve hablar de Adrián (Suar) porque es una de las personas más inteligentes y generosas para trabajar en este medio. Somos tan amigos que hasta tenemos anécdotas de “novela”. Fue solidario conmigo en una situación que casi se dio como un paso de comedia: cuando nos “echaron” del camarín de Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina –Adrián ya como directivo de Canal 13– porque la esposa del catalán es celosa de las mujeres que se acercan a saludarlo.
”En cuanto a lo de Roberto Piazza y tras ‘teléfono descompuesto’ que se generó por el llamado telefónico que me hizo (N de R: el modisto la invitó a un desfile a beneficio de los inundados platenses y dijo que la actriz le planteó que ella iba a ‘cambio de veinte vestidos’. Lo publicó en su ‘muro’ en Facebook y estalló la polémica), lo llamé y le pedí disculpas y vuelvo a hacerlo públicamente. Estaba en un momento familiar con mi hijo, jugando en la plaza y recibo su llamado. Nunca entendí de qué se trató todo hasta que ‘estalló’ mediáticamente.
”Sobre 8 tiros puedo decir que Bruno Hernández me hacía acordar todo el tiempo a Fabián Bielinsky (Nueve Reinas y El aura) –se emociona…– . Es un genio. Un director muy seguro, y sabe transmitirlo. De hecho, me quedó la sensación de que me gustaría filmar mucho más ‘cine de género’ y eso, en parte, se lo debo a Bruno.
”Si tuviera que elegir entre todos mis papeles en cine, mi memoria me lleva a elegir el de Cenizas del paraíso, de Marcelo Piñeyro, donde tres hermanos se vinculaban afectivamente con Ana Muro, mi personaje, que es asesinada. Para mí, fue la mejor película de todas pero también la ‘sufrí’; de hecho terminé con ‘vértigo’. Imaginate, durante tres meses haciendo de muerta, apuñalada, con veintidós tajos en todo el cuerpo y que te llevaban alzada, toda llena de sangre –ficticia–, te arrastraban, te encerraban en el baúl de un auto (hubo un ‘gracioso’ que en plena filmación dijo: ‘Oia, no funciona la llave, muchachos…’). En fin, fue difícil.”