Lejos de los dichos de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que señaló que el país está por cumplir “el período de crecimiento más importante en 200 años", una investigación revela que la Argentina tuvo, desde 1810 hasta hoy, por lo menos ocho períodos de crecimiento económicos más prolongados que el actual.
En efecto, la investigación dirigida por el economista Orlando Ferreres, publicadas en diciembre de 2005 en el libro “Dos siglos de economía argentina”, destaca varios períodos en el que el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) en forma interrumpida superaron los seis años que, por el momento, cuenta el crecimiento actual, iniciado en el segundo semestre de 2002.
Según la investigación publicada por la Fundación Norte y Sur, que preside Ferreres, esos períodos estuvieron comprendidos entre los años 1810 y 1826; 1828 y 1837; 1855 y 1870; 1880 y 1889; 1902 y 1913; 1917 y 1924; 1933 y 1942 y, por último, 1963 y 1974.
Sin embargo, ninguno de esos crecimientos, al igual que el actual, han permitido que el país pueda “despegar”, según palabras del propio Ferreres. “ Para que haya un verdadero despegue económico es necesario por lo menos 20 años de crecimiento sostenible, algo que nunca sucedió en la Argentina, y que tampoco sucederá al paso que vamos”, explicó el economista en diálogo con Perfil.com.
“Si el crecimiento se hace, como ahora, forzando el consumo e importando para mantener la ficción, el avión no sólo no despega sino que va a volver a caer”, destacó Ferreres. Y agregó que es fundamental la inversión en la exploración y explotación de energía, si se quiere pensar en un crecimiento sostenido que se prolongue por más tiempo, porque “cuando se quieran dar cuenta nos vamos a quedar sin sustento energético”.
“Si no se invierte en energía, se fuerza el consumo, no hay crédito hipotecario, hay distorsión de inversiones, inflación, etcétera, el crecimiento actual no se va a poder sostener mucho tiempo más”, remarcó Ferreres.
La falta de un crecimiento sostenible fue, precisamente, lo que sucedió desde 1810 hasta la actualidad, en cada uno de los períodos de crecimiento que llegaron a alcanzar hasta 10 años consecutivos. Por lo cual, este tipo de crecimiento prolongados no garantizan una mejora de la situación de todos los sectores sociales, como tampoco un lapso prolongado de bonanza es una garantía para evitar catástrofes futuras.
Por ejemplo, los diez años de crecimiento entre 1933 y 1942 coincidieron con uno de los períodos de mayores penurias económicas para la clase trabajadora, conocido popularmente como "década infame".
Del mismo modo, los dieciséis años de crecimiento entre 1855 y 1870, así como los diez entre 1880 y 1889, no fueron suficientes para evitar las crisis posteriores, ni los doce años entre 1963 y 1974 sirvieron de resguardo para el "rodrigazo" de 1975 y la gestión económica de la dictadura militar iniciada en 1976.
Fuente: DyN